El PP, los micrófonos ocultos y las campañas electorales

Madrid

Con poca gloria pero mucha pena discurre en el Parlament catalán la llamada Comisión Pujol. Ayer compareció Francisco Marco, director de una Agencia de detectives, que hasta en esas estamos, y allí soltó que la lideresa del PP en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, sabía perfectamente que se estaba grabando su famosa conversación con Victoria Álvarez, la exnovia de Jordi Pujol, hijo. Añadió, entre otras cosas, que la verdadera espía es Sánchez-Camacho, “porque se reúne con gente para obtener información y luego utilizarla”.

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Historia sórdida la de los Pujol, cierto, pero también ésta del micrófono oculto, que precisamente por lo indigno de tales manejos debía de haber echado de la política a quienes están metidos de hoz y coz en ese estiércol. Pero Sánchez-Camacho no actuó sola, porque como consta en papeles oficiales, pero todo el mundo calla, fue el jefe de Gabinete de Mariano Rajoy, Jorge Moragas, quien animó a la lideresa a comer con la exnovia, amiga de la infancia del muy influyente asesor. El propio Moragas alentó a Victoria Álvarez para que hiciera una entrevista “que salvaría a España”. ¿Importa algo que este correo se produzca en mitad de la campaña electoral de 2012 y que el PP y el Gobierno utilizaran aquella grabación a tope?

Como decíamos ayer: ¿son éstas las cosas, espionaje incluido, que hacen los seres humanos normales que tanto agradan a Rajoy?