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El primer Pablo Iglesias

El pionero socialista, a quien tanto se alude ante los quiebros del PSOE, nunca se declaró marxista

SER Historia: El primer Pablo Iglesias (01/05/2015)

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Madrid

En 1939, a la llegada de las tropas franquistas a Madrid, tocó barrer los monumentos de la capital que ensalzaban a las izquierdas. Los dos obreros a los que les tocó destruir la escultura de Pablo Iglesias, en cambio, y bajo las indicaciones de un arquitecto republicano, salvaron lo que pudieron de ella. Aunque fuera solo la cabeza. Cuatro décadas después, al volver la democracia, la sede del PSOE, en la madrileña calle de Ferraz, pasaría a decorar con esta pieza su vestíbulo. Quizá, "¡si Pablo Iglesias levantara la cabeza!" sea una de las coletillas que más ha escuchado el pionero desde entonces.

Al contrario de como se piensa, el trabajador que fundó el Partido Socialista, en 1879, nunca compartió las tesis concretas de Karl Marx —o, por lo menos, nunca pretendió que lo hicieran las organizaciones que creó—. Tampoco después de conocer a Paul Lafargue, yerno del autor de El capital. Ni siquiera a partir de la viva correspondencia que mantuvo con Friedrich Engels, la firma más olvidada del Manifiesto comunista. Lo revelador de aquellas conversaciones se unía a una adolescencia en el asociacionismo de izquierdas, y a una madurez curtida por las conferencias de Giner de los Ríos y de Raimundo Fernández Villaverde.

Iglesias se fijó objetivos menos ambiciosos que la revolución, con la que sí coquetearían, años después, el ala izquierda de su partido —liderada por Francisco Largo Caballero— y la UGT que él mismo había fundado en 1888. Sus primeras reivindicaciones fueron la jornada de ocho horas  o el final del empleo infantil. También las semillas que el pionero no llegó a ver crecer: en 1931, recién llegada la República, una mayoría de los diputados del PSOE superó las reservas de algunos de los socialistas más conservadores y apoyó el sufragio femenino promovido por la republicana Clara Campoamor.

125 años después de su fundación, el Partido Socialista ganó las elecciones con las que reconoció el matrimonio entre personas del mismo sexo, así como se convirtió en un estandarte de los derechos de las mujeres y de un discurso sobre sociedades más democráticas, abiertas y dialogantes. Con todo, la posterior crisis económica puso de relieve que otras igualdades, aquellas que sí habían figurado entre las primeras ambiciones de ese partido fundado a finales del siglo XIX, se estaban descartando por el camino.

La Wikipedia aloja cuatro pablos iglesias diferentes aunque, hasta hace muy poco tiempo, la mayoría de la gente solo reconocía, por este nombre, al hombre que murió de una pulmonía en 1925. Después de las elecciones europeas de 2014, en las que Podemos dio la sorpresa, y mientras crecen las expectativas de lo que puedan lograr los nuevos partidos, no es raro que algunos niños y jóvenes piensen en otro líder más contemporáneo al leer este nombre en la placa de alguna calle. Parece que, finalmente, algun Pablo Iglesias levantó la cabeza.

 
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