Dimisión retrasada

Madrid

Es muy probable que la decisión de Juan Carlos Monedero de abandonar todos los cargos directivos en Podemos, el partido que ayudó a fundar, se deba a un conjunto de circunstancias. Primero, sus diferencias de criterio con Iñigo Errejón, que se conocen desde hace ya bastante tiempo. Segundo, sus discrepancias con el relativo olvido al que los dirigentes de Podemos someten ahora a los llamados “Círculos”, los grupos de los que surgió la organización, y que representa, según algunos analistas, su ala más a la izquierda.

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Pero también es muy posible que haya influido el agotamiento personal por la batalla desencadenada a raíz de su errónea declaración fiscal de ingresos. Su lentísima reacción hizo daño al partido y sus compañeros deben estar lamentando que la decisión de retirarse no se produjera entonces, de manera inmediata, con el efecto ejemplificador que hubiera podido tener.

En cualquier caso, Monedero era la figura más discutida de Podemos, probablemente la que más rechazo provocaba de cara al exterior. Sus compañeros no deben estar tan preocupados por el efecto de esa retirada en el potencial electorado, o por el agujero que deje Monedero en el grupo que elabora el programa, como por la reacción que provoque en esos llamados “Círculos”, es decir en el núcleo central de Podemos.

Pablo Iglesias esta ahora obligado a buscar un nuevo equilibrio interno y esa siempre es una tarea ingrata.