Los títulos agridulces

Barcelona

Debutó en la Premier League acaparando elogios, acumulando alabanzas al ritmo al que iba engrosando su cuenta goleadora. Y comenzó forjando lo que parecía una sociedad futbolística prácticamente imparable con Cesc Fàbregas. Llegó a marcar 7 goles en sus 4 primeras apariciones en la Premier. Parecía el delantero perfecto para un equipo de Mourinho. Luchador, agresivo en la presión, de zancada potentísima y eficaz en el remate.

Pero todo eso se torció y no precisamente por razones futbolísticas. Las malditas lesiones, sus malditos isquiotibiales le han vuelto a aguar la fiesta. Diego Costa fue, probablemente, uno de los jugadores que menos disfrutó del título de Liga del Atlético de Madrid el año pasado. Esa histórica tarde en la que el Atleti campeonó en el Camp Nou, Costa se lesionó. Seguramente el miedo a perderse la final de Lisboa fue complicado de gestionar durante esos días.

Este año ha coincidido la consecución del título del Chelsea con su momento más preocupante a nivel personal. Mourinho ha avisado que lo más probable es que no vuelva a jugar este curso. La idea es que se recupere por completo de sus molestias y llegar a entender la razón por la que sus problemas musculares son tan reiterados. Y arrancar la 2015/2016 fresco, muy al contrario de cómo lo hizo la actual campaña, tras forzar primero para jugar la final de la Champions en Lisboa y, más tarde, para poder estar con la selección española en el Mundial de Brasil. Su presente temporada es muy buena, pero ha jugado 3 partidos menos que Drogba en la Premier, un dato que lo dice todo. Estamos comparando al que es fichaje estrella del nuevo Chelsea de Mourinho con el antiguo ídolo de Stamford Bridge, que ya ha celebrado 37 cumpleaños.

Ha marcado contra equipos grandes como Liverpool, Arsenal o Tottenham. Marcó en la final de la Capital One Cup. Fue incluido en el once ideal de la Premier League en su año de debut, después de marcar 19 goles en 24 partidos. Su año tiene muchos argumentos que nos invitan a concluir que triunfará seguro en el Chelsea. Pero probablemente, ahora, le pesa más la preocupación por sus problemas físicos que la euforia por el título logrado. Es otro título agridulce para Diego Costa