“No veré el mundo con el que sueño”

Madrid

Habitual líder de ventas, hoy es, gracias a las nuevas comunicaciones, también un líder de las preventas. Alejandro Sanz lanzó ayer su undécimo álbum de estudio, Sirope, ya como padre de cuatro hijos y cuando su edad empieza a acercarse al medio siglo. "Hay que echarle morro al desamor", se ha referido el cantautor, esta mañana, a una de sus últimas composiciones. En su nuevo repertorio, de 13 canciones, hay dedicatorias para su familia, himnos al amor y, también, reflexiones sobre la injusticia. "No creo que llegue a ver el mundo con el que sueño", ha revelado el madrileño a Gemma Nierga esta mañana, frente a los micrófonos de Hoy por hoy. Olvida el fútbol, aunque no esquiva ayudar a Ancelotti a elegir su alineación.

Su vida profesional, así como la personal, sí le da más alegrías, hasta el punto de que ni siquiera lleva la cuenta de cuántos millones de discos lleva vendidos. "Me fío de lo que me dice mi discográfica. Que una canción guste o no solo depende de la gente, no depende de mí", admite un autor conocido, en realidad, por los largos encierros que llevó a cabo para componer discos como El alma al aire, cuando apenas abría su puerta para recoger una bandeja con comida y volver a dejarla en el suelo. Ya con su segundo trabajo, Viviendo deprisa,  a principios de los noventa, superó el millón de ventas. Desde 1997, Más conserva el honor de ser el álbum más vendido en la historia de la música en España.

Ahora que falta el que él consideraba su maestro, Paco de Lucía, no acepta consejos de música de nadie: "Todo el mundo hace observaciones después de dos copas de vino, así que las escucho, me río y ya está". Sin embargo, ese hermetismo con el que antes se encerraba a crear se ha visto tocado por la paternidad: "Ahora sí se cuelan sonidos de fuera, porque mis hijos aparecen en el estudio de cuando en cuando". A Dylan, el tercero de los cuatro, se le puede escuchar en Capitán Tapón, el segundo corte de este trabajo; la canción, de hecho, es para él.

En Suena la pelota, el que aparece es su amigo Juan Luis Guerra, cuya espiritualidad queda lejos del alcance del cantautor: "Yo rezo como todo el mundo: cuando quiero pedir algo". Y hoy, invitado a ordenar la importancia de las noticias, ha querido algo más de peso en los medios de comunicación para las pequeñas historias: también, a partir de la noticia de que a una pareja se le subvencionaban los desplazamientos para una operación de cáncer con 40 céntimos. Él, por su parte, suele difundir en redes sociales los mensajes de quienes intentan reunir fondos para causas concretas y alejadas de la macropolítica. Y sus letras, como certifica este Sirope, cada vez tienden más a lo abstracto.