Negociaciones: la investidura en Andalucía está siendo un buen entrenamiento

Madrid

Era lo previsto y Susana Díaz no ha sido investida presidenta en primera votación. A pesar de las concesiones que hizo en su discurso de ayer, a pesar de haber ido mucho más lejos que en su programa electoral para que la oposición no pudiera decir que no, y la oposición ha dicho que no. Y dos de los nuevos partidos, los que por primera vez tienen representación en el parlamento andaluz, se han convertido en lo que querían en decisivos.

Sin ellos Susana Díaz no puede ser presidenta y ellos siguen defendiendo sus peticiones y apretando para conseguirlas. Así son las negociaciones, así han sido siempre. El problema es si los resultados de estas negociaciones les parecen insuficientes, si buscan algo más, la rendición o casi la humillación del contrincante. Si piensan más en el tacticismo y en las explicaciones ante sus electores.

La negociación tiene una parte importante de responsabilidad, responsabilidad para garantizar cierta estabilidad, cierta, porque está claro que pase lo que pase en las próximas votaciones, quien gobierne, Susana Díaz con toda probabilidad, no va a tener nada fácil el día a día. Negociar va a ser inevitable. Así que lo de la investidura está siendo un buen entrenamiento.

Y esa responsabilidad debería llevar a la oposición a no abocar a Andalucía a unas nuevas elecciones. El adelanto de Susana Díaz ya fue criticado en su momento, ahora sería irresponsable e igual de criticable, volver a convocar unos comicios cuando los andaluces acaban de dar su veredicto. Les toca ponerse de acuerdo.