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LOS DÍAS DE NOCHE

La abstención forzada del voto rogado

La Marea Granate pide menos dificultades para que los españoles en el extranjero puedan votar

Indicaciones, en inglés, de la entrada de un lugar donde se recoge el voto. / GETTY IMAGES

Indicaciones, en inglés, de la entrada de un lugar donde se recoge el voto.

Madrid

Los colegios e institutos, por definición, nos suelen quedar cerca de casa; y los domingos electorales, durante once horas, alojan las urnas en las que elegimos a nuestros representantes. Resulta sencillo, siempre que vivamos en España y en la misma ciudad en la que estamos empadronados. Para los demás, no. La Marea Granate, una asociación que pretende reunir a los españoles dispersos por el mundo, intenta en cada convocatoria anticiparse a los plazos, informar y ayudar a votar a los expatriados. Sin embargo, la participación exterior no remonta.

'Si las papeletas no nos llegan a tiempo, no votamos'

05:07

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Si nos encontramos en el extranjero, podemos dar la bienvenida a los obstáculos: solo uno de cada veinte españoles emigrados cumple todos los trámites que le permiten votar. Luego, todo queda en el azar de que las papeletas, que llegarán por correo, lo hagan dentro de su plazo; o de que podamos acudir hasta el consulado, que ofrece una urna abierta durante tres días. De quienes superan la burocracia, al final, son menos de la mitad quienes acaban votando. Suele ser menos del 2% de los emigrados españoles.

En caso de que las papeletas no lleguen a tiempo, se puede reclamar, como lo está haciendo estos días la Marea Granate. Sin embargo, no hay manera de que se pueda emitir un voto válido una vez vencido el plazo. Los emigrados, asimismo, figuran en el censo, por lo que todos los sufragios que no pudieron ser se cuentan como abstenciones —la práctica unanimidad de los 1.800.000 españoles emigrados, una cuarta parte de ellos a partir de la crisis.

De hecho, y aunque la principal traba es que muchos consulados no aceptan los trámites por Internet, fue una ley de 2010 la que añadió otro obstáculo al sufragio exterior: el ruego del voto, esto es, que los electores tengan que solicitar su derecho antes de empezar a ejercerlo. El mismo Partido Socialista, en el Gobierno cuando se aprobó la norma, reconoce hoy que se equivocó, así como ha llevado su rectificación tanto en programas posteriores como al Parlamento, ya desde la oposición. Tentativas, en esta ocasión, sin éxito.

Antes de que llegara el ruego del voto, casi uno de cada tres españoles emigrados ejercía su derecho. Sin embargo, harían falta más medidas que la derogación de la ley de 2010, al menos según la Marea Granate; que las delegaciones aprovechen las nuevas tecnologías y reciban más fondos. Mientras las urnas pueblan cada pequeño grupo dentro de España, solo quienes vivan en alguna capital extranjera están cerca de la suya: la que se abre y cierra en el consulado, semanas antes de las elecciones. Hayan llegado o no las papeletas.

 
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