El largo camino de los 'tipos duros' frente a la troika

El 25 de enero de este año Grecia entraba en una nueva etapa. La victoria de Syriza situaba al país heleno de nuevo en el epicentro de Europa por lo que significaba el Gobierno de un partido dispuesto a poner las cosas difíciles a las instituciones comunitarias. Apenas cinco días después, la principal estrella del gabinete de Alexis Tsipras, el ministro de finanzas Yanis Varufakis, anunciaba que el Ejecutivo de Atenas no reconocía a la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) como interlocutora válida. Un gesto para marcar la apertura de un nuevo ciclo en las negociaciones de la deuda griega.

A primeros de febrero ya se reanudan las conversaciones con las tres instituciones, que por el camino ya no se les llama troika, pero siguen siendo las mismas. Grecia necesita liquidez para hacer frente a sus pagos y plantea una prórroga del rescate. Las instituciones piden reformas y el Gobierno de Tsipras se mantiene firme: no acepta ultimatums y se acabó la austeridad. El 23 de febrero, Grecia presenta su lista de reformas, entre ellas las de corte fiscal o de control del gasto, para que el Eurogrupo dé el visto bueno a una prórroga de cuatro meses en la financiación. Este tramo del rescate es de 7.200 millones de euros. Ya en marzo, el gobierno heleno cumple y paga el primer plazo al FMI por el préstamo que éste le había dado.

Los técnicos de Bruselas empiezan a desembarcar en Atenas. El objetivo es supervisar sobre el terreno las reformas de Tsipras para desbloquear los 7.200 millones de la prórroga del rescate. El Ejecutivo griego, por su parte, cumple el resto del mes de marzo con los otros tres plazos de devolución del préstamo al FMI. Son casi 1.600 millones de euros. En abril, llegan nuevas exigencias de reformas, hasta desembarcar en la reunión del Eurogrupo en Riga del día 24. La cumbre de ministros de economía y finanzas de la zona euro concluye sin acuerdo sobre Grecia. Sigue sin llegar la financiación acordada en la prórroga del rescate. También a finales

Tras el Eurogrupo de Riga, Tsipras decide remodelar el grupo negociador con las instituciones. Pierde peso Varufakis, el 'tipo duro' del Gobierno griego. El 11 de mayo, el Eurogrupo vuelve a reunirse en Bruselas. Admite avances para lograr un acuerdo, pero exige aún más reformas a Atenas. Mientras tanto, el Ejecutivo de Tsipras sigue cumpliendo con cada pago al FMI, con la mirada ya puesta en junio, donde debe afrontar devoluciones hasta por 1.600 millones de euros. Y es también en mayo cuando Varufakis anuncia una reforma del IVA que entrará en vigor en septiembre. El ministro de finanzas lanza otro aviso a las instituciones antes conocidas como troika: admitirá reformas, pero no aceptará una vuelta a la austeridad.