El necesario ramo de olivo

Madrid

Quizá porque la esperanza es lo último que se pierde, quizá porque el futuro en Cuba está mucho más próximo que nunca, quizá porque el alivio se va notando en las calles de la Habana. Cualquiera de las tres razones convierten al cardenal Jaime Ortega, arzobispo de la Habana, en un hombre optimista, charlatán, sin pelos en la lengua, con ganas de ser escuchado y también, de escuchar.

Dice el arzobispo que después de tantos años de esfuerzos y preocupación, llegará el alivio, el momento actual de la isla "anima a la esperanza concreta de un futuro inmediato". Y no le resta valor a ninguno de los dos presidentes, ni a Raúl Castro ni a Barack Obama, afirma que "ha habido voluntad política muy clara de los dos presidentes". Es más, se emociona el cardenal cuando recuerda el momento en el que el hermano de Fidel decía que tenía un ramo de olivo para extender a EEUU, el símbolo del inicio de una posible convivencia.

"Acabar con las limitaciones económicas y financieras que impone el embargo", ese es, para Jaime Ortega, el objetivo inicial del tiempo nuevo, quien asegura que existe un deseo bilateral de superación de la larga crisis en la que han vivido los dos países.

Y ¿cómo se tomarán los cubanos la nueva época después del bloqueo? Sabe el arzobispo que EEUU ha buscado "imponer medidas económicas restrictivas para producir una inquietud y una desesperación" pero que ha de dar un paso más, hacia una política "donde sí se comprenda la realidad cubana".

No sólo nos quiere hablar el arzobispo de su isla, en cada una de sus frases habla con adoración de su papa, del papa Francisco, del que dice, no sólo impresiona "por la majestad de su presencia sino por la sencillez y la cercanía que muestra, que ha seguido mostrando al asumir el papado".

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