Una vida, una guerra y volver a empezar

“Tenía mi trabajo, estudiaba, sacaba buenas notas. Hasta que empezó la guerra. No me podía quedar en mi país”, así comienza la conversación con 'S', un refugiado sirio que lleva dos años y medio en España. Tiene 20 años y quiere ser ingeniero de Energías Renovables. El año que viene accederá a la universidad después de terminar el grado que estudia. Habla cinco idiomas: árabe, castellano, francés, inglés y está perfeccionando el alemán. Dice que los idiomas abren puertas y no fue fácil abrir la que marcaba el camino de salida.

Su historia es la de miles de refugiados sirios que intentan huir de un país destruido por la guerra, un conflicto que se ha recrudecido con los crímenes cometidos por el Estado Islámico. Cientos de miles de personas muertas, ciudades arrasadas y tras de sí familias desposeídas de sus casas buscando una segunda oportunidad. 

Él vivía en Damasco. Su padre es trabajador de la banca; su madre, médico. Ellos, junto con su hermano de trece años, aún residen en la capital de Siria. Tiene dos hermanos más que consiguieron salir y comenzar una nueva vida lejos de las bombas, en Europa, más concretamente en Suecia y Alemania.

La familia está separada, así permanecen desde hace años y, sinceramente, imaginen una vida alejada de sus padres, hermanos, abuelos, etc. No es fácil. Volver a empezar, volver a hacer amigos, aprender un idioma nuevo, vivir en una sociedad o en un país con otras costumbres, otra cultura. Es lo que hace 'S', vivir. Vivir pensando en su futuro, en que se va a reunir con sus padres este verano porque, como él dice, “espero verles en agosto, espero que salgan, porque aunque cada semana hablo con ellos, jamás me dicen que las cosas están mal, eso me preocupa aún más”.

Su vida en España

Reside en Madrid, en uno de los pisos que 'La Merced Migraciones' tiene a disposición de jóvenes solicitantes de asilo en España. El despertador suena a las 06:30 de la mañana. Estudia en Carabanchel. De casa al instituto y del instituto a casa, para continuar estudiando. Colabora en las tareas domésticas. Los sábados realiza la tarea que tiene asignada, desde limpiar el salón, hasta a hacer la comida, pasando por el orden en su habitación. Los domingos descansa y se divierte, como lo hace cualquier chico de su edad.

Su comida favorita es el chuletón y le gusta España porque “los españoles son muy divertidos y, además, saben perdonar”. Dentro de diez años se ve trabajando en Dubai, “para eso me estoy preparando, para poder elegir dónde quiero ir”. Dice que no es feliz al cien por cien, “sólo sé que estoy bien, siempre por fuera, sonrío, participo, pero por dentro, mis sentimientos no puedo controlarlos”. Le faltan sus padres y su hermano. En su rostro se dibuja constantemente una sonrisa, sólo cuando recuerda el horror de la guerra sus ojos se vuelven cristalinos. Confiesa que una bomba le golpeó contra una pared, milagrosamente no le pasó nada. Sigue la conversación, “no puedo tener miedo, no me lo puedo permitir, por mi madre, mi abuela, mi padre, mi hermano, etc”. El sufrimiento va por dentro. Su fuerza se ve a simple vista, lucha por lo que quiere.

Una puerta abierta

Ampliar

La Fundación 'La Merced Migraciones' fue la llave que abrió la puerta a 'S', uno de los cientos de jóvenes a los que ayudan cuando llegan solos a España y solicitando asilo.

Trabajan desde 1987 con estos jóvenes que han conseguido prosperar en Europa. Hoy ayudan, principalmente, a chicos que llegan desde Siria o África Subsahariana. Personas que huyen del terrorismo o de la guerra.

Cuentan con ocho pisos para jóvenes no acompañados, les enseñan castellano y les ayudan a encontrar un trabajo.