Contigo dentroContigo dentro
Ocio y cultura

Cómemela

Esta semana La Tana, el 'alter ego' de Celia Blanco, se marca una de sexo oral

Madrid

Recuerdo con nombres y apellidos a todas y cada una de las personas que contribuyeron a que el sexo oral sea uno de mis imprescindibles. Abrieron mis piernas y apoyaron las manos sobre el monte de venus, hundiendo con la lengua en una perfecta incursión.

Tranquilos todos y cada uno de los que lo intentaron y no arrancaron más que un tímido ronroneo. A veces es por la querencia de la anterior que pasara por sus lenguas, la que tuvo la delicadeza de indicarles que, por favor, no metiera los dedos a la vez porque no podía centrarse en dos cosas, esa que gustaba de condensar toda la sangre de su cuerpo en el vértice de carne que tenemos todas entre las piernas. Magnífico poliedro, que tenga la apotema que tenga, condensa un porrón de terminaciones nerviosas que sólo sirven para el placer.

A que mola…

Si no me corrí eliminé todos sus nombres de mi archivo mental ante el bochorno de no haberles enseñado cómo me gusta que me lo chupen. Solo faltaba que todos los humanos del planeta supieran con todo lujo de detalles qué es lo que tienen que hacer para que culmine apartándoles la cabeza de mi abrevadero con un bufido más parecido al de un búfalo que el que le corresponde a una señorita como yo.

¿O sí crees que puedo gemir a voz en grito?

Con el interés que yo he puesto y lo bien que sigo las indicaciones de los tipos a los que les como la polla, debería admitir mi irresponsabilidad cuando he sido yo la homenajeada de todo el elenco.

Te pasas la adolescencia practicando desde los trece años con esos polos miticos llamados Calipo. En cuanto tenemos edad de comprárselos a nuestros hijos, dominamos tanto la técnica de chupar que salvaremos los que corran el riesgo de estrellarse contra el suelo. No sufran, cualquier tamaño que se comercialice de polo en la actualidad me cabe enterito en la boca.

Una buena madre jamás perderían el euro y veinte céntimos que cuesta el susodicho polo. Un lametón desde la base hasta la punta, un quiebro exacto con la boca bien abierta, ¡y slurp! No ha caído ni una gota… Arreglen como puedan lo de las erecciones en los parques infantiles con puesto de helados. Solo faltaba que fuéramos nosotras las que les diéramos la excusa perfecta.

Lo único que compensa con que algún día muera es que yo seré de las que regresen convertida en hombre. Vivo con la esperanza de la reencarnación, empeñada hasta entonces en gozar de mi condición femenina, de intentar ser un pedazo de mujer cada vez que me meto con quien sea en una cama. Y de chupar y de que me chupen como si no hubiera un mañana.

Pero no puedo evitarlo: Me muero por que me coman la polla con el mismo interés y devoción que yo he puesto en cada una de las que me he comido.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00