'Los caballos de dios', ¿Quién creó el radicalismo islámico?

Madrid

En este justo momento en que el yihadismo monopoliza el terror del mundo occidental, cuyos gobiernos levantan muros cada vez más altos y aprueban leyes cada vez más restrictivas para paliarlo, se estrena en España una película que en año 2012 ganó la Espiga de Oro en la Seminci de Valladolid. Los caballos de dios es una historia realista y nada maniquea, basada en la novela de escritor marroquí Mahi Binebine, que se inspira en los atentados del 6 de mayo de 2003 en la ciudad de Casablanca. 

El director francés de origen marroquí, Nabil Ayouch, trata de entender qué es lo que pasa para que jóvenes alejados del integrismo religioso acaben inmolándose en centros turísticos de Marruecos. La tesis de Ayouch, que ya tocó este tema en su anterior filme, Ali Zaoua, príncipe de Casablanca, es que la miseria y la desesperanza de no tener un futuro por delante de esos jóvenes de barriadas que pueden estar en África, pero también ciudades como París o Londres, es el que hace que caigan en las redes de clérigos radicales que les ofrecen lo que nadie les da: esperanza y estabilidad.

A FAVOR: Junto con Paradise Now y algunos capítulos de El Príncipe, es uno de los mejores relatos sobre los terroristas suicidas. Después del atentado de Túnez, la cinta cobra una importancia casi mayor porque frente al discurso único de la opinión pública europea frente a cómo combatir el terrorismo, Los caballos de dios proporciona una mirada sosegada, que evita la demonización y que expone algo que Europa no quiere ver: que parte de la culpa la tiene occidente. La cinta debería verse en cada rincón proclibe a generar terroristas y en cada medio de comunicación. Su realismo resulta estremecedor, gracias a actores no profesionales, que viven la misma vida que sus personajes, y gracias a una fotografía nada efectista que cuenta con unos planos aéreos con mucho significado. 

EN CONTRA: Demasiado dramatismo puede echar para atrás a una gran mayoría de espectadores. La cinta se estrena en versión original, algo que tampoco va a favorecer su necesaria difusión.