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Economia y negocios

Rebajas... ¿En todo?

Jesús Soria analiza todo un clásico de los veranos; las rebajas. Ojo con los descuentos porque no es oro todo lo que reluce

IStock

Madrid

Estos último días me ha dado unas vueltas por la “selva” de las rebajas y me he percatado, una vez más, que hay todo tipo de fauna y flora en estas locas semanas de buscar y buscar al mejor precio. Es decir, rebajas tipo, rebajas espectaculares, rebajas a medias y rebajas con trampa. Sin olvidar el agobio de muchos empleados, el desorden, el desbarajuste que generamos, a veces, los propios clientes, en ocasiones poco respetuosos con los que vienen detrás, las ganas de algunos de “colocarte” lo que sea a cualquier precio, te siente bien o rematadamente mal, o los que pasan directamente porque quizá están de paso...Es el paisaje normal del comercio en plena ebullición de los descuentos más importantes del año.

Rebajas tipo: Rebajas perfectamente marcadas, con toda la información obligatoria en el etiquetado y carteles de información, que responden a lo que se anuncia. Limpias, sin excesos, descuentos uniformes, sin grandes alardes pero también exentas de trucos.

Espectaculares: Rebajas con descuentos muy importantes en productos de plena temporada, aunque los modelos o las tallas donde elegir pueden varias sobremanera: es cuestión de estar en el momento justo en el lugar adecuado. Se dan, sobre todo, en marcas de prestigio que no pueden permitirse dejar cosas en los armarios en espera de lo nuevo… Prefieren ganar apenas nada que “comérselo”.

Si, pero no: Rebajas que aparentan mucho pero son bastante menos de lo que prometen. Ni tantos descuentos importantes, ni mucha oferta en el interior, escasez de tallas, colores…Donde es difícil encontrar algo.

Con trampa: Rebajas en las que se abusa mucho de fabricaciones especiales, marcas desconocidas que no conocían la tienda ni por el forro, de ganchos atractivos que luego se quedan en nada, cuando no te intentan colar ropa sacada del baúl de los recuerdos que mezclan hábilmente con otras más de temporada…Abuso del “hasta” escondido, con supuestos descuentos del 50-60%, que se quedan reducidos a los “ganchos” para atraer.

Ya se que a los consumidores nadie nos pone una pistola en el pecho para comprar esto o aquello, para comprar más de la cuenta, para elegir productos trasnochados, para dejarnos engañar por cartelería tan atractiva como engañosa, o anuncios disparatadamente tramposos, incluso de no hacer valer nuestro derechos, pero alguien debería velar por hacer cumplir las normas y evitar abusos. ¿Se hace?

¿Quién controla mínimamente que las rebajas realmente son lo que nos cuentan con los porcentajes que nos dicen y que, en algunos casos, hay picaresca?

¿Quién controla que no se utilice ropa de fabricaciones especiales para utilizarla como “gancho” por sus precios, casi siempre de ínfima calidad, que no han visto las estanterías hasta ponerse en marcha las rebajas?. Y está prohibido.

¿Quién controla que no se cometen abusos con las devoluciones, el uso de las tarjetas, el engorde de precios para aparentar más rebajas?

¿Quién controla que no se meten en algunos montones productos con taras que no deberían estar a la venta o, cuanto menos, perfectamente retiradas del resto?

Ya se que estas irregularidades la cometen unos pocos tramposos y que, al margen de alguna picaresca, la mayor parte del comercio cumple con las normas y quiere jugar sus bazas con el cliente...y con la competencia. Con limpieza.

Y que el comercio está en su derecho de marcar más o menos porcentajes de rebajas ( incluso no hacerlas) , en más o menos productos, ampliarlos en función de su clientela, la evolución de las ventas, de cómo funcionen en el comercio que tienen al lado... Es su derecho, faltaría.

Pero no sobraría una especial vigilancia de las autoridades de consumo – que no siempre es tan diligente como nos gustaría - para evitar que algunos consumidores siguieran pensando que en las rebajas, además de en los precios, algunos tienen otras rebajas…

Por cierto, lector, que si detectas irregularidades, nada mejor que denunciarlas para intentar “pillar” a los tramposos: ganamos todos, hasta el comercio – casi más que nadie - que juega limpio. Las hojas de reclamaciones no están de rebajas…

 
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