Raül Romeva critica la “voluntad de humillación” del Gobierno

Queda poco más de dos meses para que los catalanes se manifiesten en las urnas. Raül Romeva insiste en que la cita del 27-S no es de elecciones autonómicas sino de un plebiscito y que por eso él está a la cabeza del proyecto: “Mi función en este proceso es sumar como otras tantas personas de esta marca, para poder hace el referéndum que no pudimos hacer el 9-N”, sentencia y zanja así el debate sobre si, en caso de ganar las elecciones, será él el nuevo presidente de la Generalitat: “No le digo que sí, ni que no”. Señala que CDC, ERC y las entidades de la sociedad civil todavía están acordando cómo tendría que ser "ese gobierno de transición".

De forma recurrente, Romeva destaca que todos sus planes están condicionados “a que el 27-S haya una mayoría explícita”. Un término que, numéricamente, no se puede concretar, por eso, en este caso sí se ampara bajo las reglas de unas elecciones autonómicas: “La mayoría de escaños es lo que determina un mandato. Cuanto más votos, mucho mejor”, afirma y argumenta que “no se pueden aplicar las reglas de un referéndum cuando no se ha dejado hacer un referéndum”.

Romeva defiende que lo que se presente con este proceso es mejorar las relaciones entre Cataluña y el resto de España porque, a su juicio, la situación no puede ser peor: “Lo que no se puede permitir es esa situación constante de conflicto, de acoso, incluso de voluntad de humillación, que hay por parte de muchos actores y, fundamentalmente, de actores de ámbito estatal a nivel institucional”, sentencia.