“Mozart nos enseña el valor de la asimetría en el arte”
Teodor Currentzis, 'enfant terrible' del mundo clásico y el director de orquesta más popular del momento, nos revela los secretos de una ópera que conoce a la perfección
Madrid
Sus críticos dicen de él que es demasiado mayor para ser "enfant terrible", pero lo cierto es que a Teodor Currentzis, nacido en Atenas en 1972, el traje de rebelde le queda mejor que el frac.
Estudió dirección de orquesta en el Conservatorio de San Petersburgo con Ilya Musin, que fue profesor también de Valery Gergiev y Semyon Bychjov. En 2004 fundó la orquesta y el coro MusicAeterna mientras dirgía la Ópera Novosibirsk y en 2011, cuando se le ofrece el puesto de Director Artístico de la Ópera de Perm, Currentzis se llevó con él a su criatura.
Contrario a la tradición operística del siglo XX, el director griego se embarca entonces en la grabación de las tres óperas compuestas por Mozart y el libretista Lorenzo da Ponte: Le Nozze di Figaro (publicada en febrero de 2014), Così Fan Tutte (publicada en noviembre de 2014) y Don Giovanni (disponible en otoño de 2015). Para Currentzis, estas grabaciones representan la culminación de un proyecto de investigación al que le ha dedicado diez años, a través del cual estudió las discrepancias entre la voluntad del compositor y la versión dulcificada que nuestros oídos se han acostumbrado a escuchar. El “enfoque Currentzis“ apuesta por una simplificación de la partitura original, sin matices artificiales. Toda una bomba de energía que hacen que su versión sea inconfundible.
PLAY ÓPERA: ¿Por qué grabar estas tres óperas de Mozart y no otras?
TEODOR CURRENTZIS: Sinceramente, creo que son las tres óperas más importantes jamás escritas. Me di cuenta de que sentía algo con estas tres óperas que quizá podía resultar interesante, porque con música tan conocida a veces pasa eso… que, al final, termina siendo (¿que paradoja, no?) de las más desconocidas. Si uno la mira con atención, un poco más allá, si va a lo que hay dentro de esa música de Mozart, se encuentra con un universo descocido, tan importante que hay que sacar y enseñar.
Con estas operas, Mozart nos enseña una visón muy particular sobre la precisión, y creo que este increíble mundo que encontré en la música de estas tres óperas puede ser un descubrimiento para gente que cree que ya las conocía.
PO: ¿Y por qué empezó usted precisamente con Las Bodas?
TC: De hecho, no fue mi elección empezar con Las Bodas; en realidad mi plan era empezar con Cosí fan Tutte, pero tuvimos un problema con uno de los cantantes y tuvimos que cambiar el plan original. Pero ahora creo que empezar por Las bodas de Fígaro es el orden correcto.
Empezamos con el sonido de la revolución social, podemos oir el sonido de las barricadas de la Revolución Francesa, y entonces entendemos algo que es importante en el mensaje de Mozart: que no existe la libertad como algo que se obtiene en una lucha contra la cruda realidad, sino que la revolución, lo que llamamos la libertad, se obtienen cuando volvemos a nuestro yo más básico, cuando dejamos de ser presas de nosotros mismos, cuando dejamos de tener ese sentimiento de culpa propio de la madurez.
Cuando tienes quince años eres más libre que ahora, puedes perdonar los errores... de hecho, somos mucho más listos que ahora, y eso es lo que enseña Mozart. Primero nos muestra qué es la simetría, y luego nos enseña los fallos de la simetría, haciéndonos entender que en estos defectos está la obra maestra, el verdadero espíritu de la libertad.
PO: ¿Qué vamos a encontrar en su Don Giovanni que se publicará este año?
TC: Bueno, es sin duda mi trabajo más radical, es un Don Giovanni muy alejado del Don Giovanni tradicional. Estamos hablando de una comedia negra; en ella hay un ansia de muerte, una cierta líbido, como el que siente vértigo y no se acerca al balcón porque sabe que si se acerca mucho quizá el morbo le pueda llevar a saltar…
En Don Giovanni, Mozart tiene una manera cínica de aproximarse a la parte metafísica del arte… hay algo de marxista en este punto de vista.
PO: Asusta un poco oírle hablar de que su Don Giovanni es la más radical de sus grabaciones, porque usted ha sido precisamente criticado por ese radicalismo...
TC: Sobre la radicalidad tengo que decir algo: en un mundo en el que nos hemos acostumbrado a oír sin las partituras, si tocamos una partitura con un metrónomo, es radical, porque nadie lo toca así. Cuando lees sforzando-piano-sforzando y lo que haces es un acento y medio piano, entonces toda la partitura se vuelve más moderada y cómoda para el oído: puedes cocinar durante la interpretación o poner un sms, porque no te perturba; pero eso no es lo que quería el compositor.
Así que radicalidad es cuando te crees la voz del compositor y chocas contra la tradición y la sociedad. Ir al espíritu, la energía dinámica. Si haces esto, suena diferente. Y los tempos.... en la obertura de [mis] Bodas, no son los más rápidos, pero son los más iguales que existen: empieza y acaba en el mismo metrónomo. Por supuesto, si tocas con mucha precisión, suena raro y radical, pero sólo porque no estamos acostrumbrados.
PO: En sus Bodas de Fígaro, la voz de la Condesa es la de Simone Kermes, a quien aquí en la redacción llamamos "la mujer de la voz de cristal"… Esta voz tan característica, unida a su dirección, da un resultado muy especial...
TC: Tengo que decir que para mí es la voz más profunda de la melancolía; su voz es oscura y clara, y es realmente el sonido del corazón. Es un sonido tan increíble, que no he oído otro igual. Es el sonido para construir el edificio que quería estar; es por eso por lo que la uso en la mayoría de mis grabaciones, es una persona muy cercana a mí.
PO: Sus críticos, los que le llaman “enfant terrible”, no sólo se refieren a su manera de aproximarse a la música, sino también a su forma de vestir ¿Qué les diría si los tuviese enfrente?
TC: Les diría que soy una buena persona [risas].
Cada persona tiene su manera de ser y su manera de expresarse como quiera. Mi punto de vista es que si viviese en un mundo de artistas contemporáneos, no sería especial, porque todo el mundo tendría una actitud como la mía. El problema es que en el mundo de la música clásica tienen una actitud muy conservadora.
En el conservatorio, por ejemplo, hay un ambiente muy concreto; me acuerdo de cuando tenía 13 años, ya entonces tenía un problema con el sistema… nunca me gustaron las reglas.
PO: Usted dijo en 2006 que en diez años iba a cambiar la historia de la música…
TC: Bueno, todavía me queda un año [risas]. Bueno, eso era una provocación, no lo dije tal y como se publicó, pero me gusta el espíritu con el que se imprimió, no me importa.
De verdad, creo que tengo algo que decir y algo que compartir, y sé que hay gente que admira lo que he hecho y que he tocado su corazón, y esto ya es revolucionario. En el mundo de los condones, existe el amor; en el mundo de aislamiento, hay vida; en el mundo de la oscuridad, está el sol. Para mí, es realmente sensual que tenga una comunicación con alguien, que pueda sentirse inspirado con lo que hago… esto es revolucionario. Porque con la manera de funcionar del sistema de la música, nadie toca a nadie, la gente está aislada en los auditorios… pero creo que lo más imposible que puedes decir, se puede volver cierto.
Con la Unión Soviética, nadie creía que pudiese caer; después nadie podría creer que volviese; nadie podría imaginar que Grecia pudiese salir de la Zona Euro… esto está sucediendo, es un mundo de cambios, y la música clásica debería cambiar también.
La música puede ayudar en los choques sociales que se están dando. La música puede jugar su papel en cambios que son necesarios.
PO: ¿Qué le aporta Perm a su proyecto musical?
TC: Nuestra misión en Perm era cambiar la vida de la ciudad. Crear una vida musical. Es la ciudad que ha ayudado al plan b para la vida musical en Rusia.
En las ciudades grandes el problema es que tienen sus tradiciones antiguas; para crear algo nuevo lo primero que hay que hacer es destruir las antiguas tradiciones. Pero hay ciudades como Perm que son inocentes, sin tradición musical, y entonces en ellas el efecto en mucho mayor.
PO: Escuchándole hablar de Perm una no puede dejar de pensar en la idea wagneriana de Bayreuth ¿Cuánto hay de Bayreuth en Perm?
TC: Es una especie de Bayreuth en el sentido más anarquista de la idea. Se trata de invitar a los mejores músicos y construir una especie de hermandad. la orquesta y el coro MusicAeterna representa esta idea romántica de la palabra "artista": hablar de sombras, compartir, estar conectados para crear, tomarse el tiempo para crear… algo que no se puede hacer en nuestros días, porque todo el mundo es esclavo de sus horarios y del dinero. Es una reivindicación del arte en un momento en el que todo el mundo hace todo por dinero.
PO: Y ¿Qué tiene Teodor Currentzis en su lista de próximos objetivos?
TC: Bueno, desde luego en mii lista lo primero son las Sinfonías de Beethoven.
También acercarme a la música romántica de otra manera. Y también el primer barroco y la música renacentista, es una especie de núcleo musical para mí.
Todas las sinfonías de Mahler que he preparado con MusicAeterna y que quiero grabar, al menos algunas los próximos años.
En septiembre lanzaré la Consagración de la Primavera, de Stravinski; es un trabajo verdaderamente único, con mucha investigación…. está más cercano al sabor de la música folklórica rusa que a las orquestas europeas, y vamos a lanzar también los conciertos de violín de Chaikovski, con instrumentos históricos.
PO: ¿Cuándo tiene previsto venir a España?
TC: Me encantaría ir a España porque me encanta España y su gente, tenemos intérpretes españoles en MusicAeterna. Me encantan los españoles, son muy amables y me siento muy cercano en mi comunicación con ellos.
Desagradablemente, mi relación con España es un poco traumática, porque cuando estuve en Madrid e hice distintas producciónes estuve con Mortier (director artístico del Teatro Real, hoy fallecido) y fue un momento muy importante en mi carrera. Ahora me gustaría volver y hacer un concierto en homenaje a Mortier; hizo un gran trabajo para el arte en España, y esto se entenderá en los años venideros.
PO: ¿Qué lleva Currentzis en la playlist de su iPod?
TC: No oigo mucha música clásica porque es lo que hago diariamente. Escucho jazz extraño, folk de distintos países, blues, algunos increíbles discos psicodélicos… A veces puedes descubrir obras maestras que todavía nadie ha descubierto y explorar sentimientos exóticos.