Cuando Seles volvió a ganar
Apuñalada por un fanático cuando lideraba el tenis mundial con 19 años, la estadounidense de origen yugoslavo cuajó un espectacular retorno deportivo
El 30 de abril de 1993, la vida de Monica Seles cambió por completo. Se disputaban los cuartos de final del torneo de Hamburgo y la tenista entonces yugoslava, que a sus 19 años lideraba con mano de hierro las listas mundiales de la WTA y sumaba ocho títulos de Grand Slam, fue apuñalada por Günter Parche -un enloquecido fan obsesionado con Steffi Graf- cuando la balcánica se enfrentaba a la búlgara Magdalena Maleeva por un puesto en las semifinales del torneo germano.
Seles, que había ganado a Steffi en tres de las cuatro últimas finales de majors, pasó de la gloria a la nada tras un acto atroz. El mundo del deporte quedó conmocionado y la espigada tenista de Novi Sad atravesó un auténtico calvario hasta que pudo regresar a la élite. El tiempo pasó y corría el mes de agosto de 1995 cuando Monica lo volvió a intentar. Ganó el torneo de Canadá en su regreso pero en el US Open, tras destrozar a Jana Novotna y Conchita Martínez, cedió en un ajustado partido ante Grafen la final. La alemana, a la que un día maniató, fue en esta ocasión la horma de su zapato.
Seles tan sólo disputó dos torneos en la temporada de su regreso así que el Abierto de Australia de 1996 estaba marcado a fuego en el calendario de la estadounidense de origen yugoslavo. Con Graf ausente por lesión, Monica partía como la máxima favorita para llevarse el triunfo final, postulándose las españolas Conchita Martínez y Arantxa Sánchez como principales outsiders.
El camino hacia las rondas finales fue plácido, incluyendo una aplastante triunfo ante Iva Majoli -séptima del mundo en esos momentos- por 6-1 y 6-2. Desde su regreso, cuatro torneos con un récord de 20 victorias y tan sólo una derrota. El encuentro de semifinales ante Chanda Rubin fue uno de esos puntos de inflexión que definen a los grandes deportistas. La tenista de Louisiana era una de esas jugadoras que obligaban a su oponente a llegar hasta la extenuación si querían batirla. Seles, con su característico juego de zurda y pegándole a dos manos desde ambos flancos, consiguió imponerse por 6-7(2), 6-1 y 7-5 y avanzar hacia la final donde tan sólo cedería cinco juegos frente a la alemana Anke Huber.
El título de Seles en Melbourne fue el cuarto Open de Australia y el noveno Grand Slam de la legendaria yugoslava. Sería, a la postre, su último título grande. Monica disputó su último partido en 2003 e hizo oficial su retirada cinco años después, pero jamás volvió a mostrar ese aura ganadora de la que disfrutó en su adolescencia y fugazmente en su exitoso regreso entre 1995 y 1996. El fanático Parche quiso enterrar a una leyenda pero Seles se empeñó en hacerse un poquito más grande a pesar de las adversidades. Seles volvió a ganar.
José Izquierdo
Community Manager especializado en comedia, cultura y entretenimiento. Llevo las RRSS de 'Hora Veintipico'...