El complejo de ser español

Madrid

¿Existe el complejo de inferioridad del españolito medio? El sociólogo Miguel Albarrán y el periodista Andrés Pérez reflexionan sobre la 'leyenda negra' de la identidad de España como pueblo a lo largo de su historia.

La muerte del león Cecil causó un gran revuelo mediático a nivel mundial y en un primer momento todas las supuestas pistas conducían a un cazador español como artífice del crimen. Lo que provocó toda una oleada de represalias públicas en las redes privadas, los medios de comunicación y seguramente, también en nuestro círculos más íntimos.

Esta percha de actualidad es la que ha utilizado el periodista y editor de Magnet, Pérez Mohorte para elaborar un artículo titulado ¿Nos gusta a los españoles flagelarnos con la visión culturalista de que somos peores? En él habla de la flagelación autoimpuesta a la que nos sometemos los españoles al proyectar una imagen de nosotros mismos bastante negativa. 

Al albor de términos como Spain is different o el más reciente Españistán se crea toda una corriente de fatalismo en la que tendemos a compararnos con otros pueblos y países siempre en términos negativos. ¿Puede ser que seamos un país tan autocrítico porque tenemos un deseo infinito de autosuperación y mejora? La higiene mental que esto conlleva influye en la cultura y la cultura marca profundamente a las personas y al tiempo en el que viven.

"Pero no se trata de ser menos autocrítico, sino de hacer una valoración más justa, más contextualizada". Afirma el periodista, ya que "somos un país de gran riqueza cultural y deberíamos fomentar más las cosas que nos unen que las que nos distancian dentro del propio Estado. La diversidad es siempre positiva".

Un espejo deforme

Quizá parte de la culpa de ese sentimiento tan nefasto sea la de que identificamos mal las causas de nuestros problemas, argumentando a veces, que el carácter que tenemos como colectivo nos hace ser así, como si fuera una condición inmutable e inamovible. El espejo en que nos reflejamos no debe ser tan polarizado, hay que esforzarse en contextualizar con justificaciones honestas.

En definitiva, España no es el único país en el que hay corrupción, violencia doméstica y esas otras causas que nos sonrojan ante la opinión pública. Como dice el refrán popular "en todos lados cuecen habas". Por lo tanto, es deber individual y de la sociedad como colectivo, que empecemos a reconocer nuestros logros y frenemos esa costumbre de tirar piedras a nuestro propio tejado. Que lo que nos caracterice se vuelva motivo de orgullo más a menudo.