Bombas de hambre
Ojo con esta férrea distinción entre refugiado político e inmigrante económico, necesaria para aclarar su diferente estatus legal, sí. Pero muchos de los que vienen en patera desde África huyen de una bomba tan peligrosa como la que cae del cielo, la hambruna
Bombas de hambre
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Madrid
Europa empieza a hacer crujir su pesada maquinaria para acelerar un poco la respuesta a la crisis de los refugiados. Hoy mismo, los ministros de Exteriores pueden fijar en 160.000 refugiados el total de personas que por cuotas obligatorias van a recibir los países miembro. Aunque todos saben, sabemos, que las cifras son horizontes inmediatos para un desafío mucho mayor.
El gobierno de España rectifica y anuncia que acogerá sin discutir su cuota. Queda lidiar con el bloque del ‘no’ en el este, liderado por Hungría, con Viktor Orbán al frente, esa anomalía democrática. En cualquier caso, de la urgencia y la firmeza de Merkel hay que esperar un mecanismo permanente que se active de forma automática para ir dando respuesta a lo que pueda venir.
Y a propósito, ojo con esta férrea distinción entre refugiado político e inmigrante económico. Es necesaria para aclarar su diferente estatus legal, sí. Pero muchos de los que vienen en patera desde África huyen de una bomba tan peligrosa como la que cae del cielo, la hambruna que mata igual que la metralla. Si no hay tratados o leyes que amparen la extrema necesidad, aprovechemos para pedir que se hagan y se incluyan en el paquete.