La prostitución entra en el museo

Madrid

La polémica vende. Eso es un hecho. Atrae a los medios de comunicación y también al público. Esa máxima parece haberla captado a la perfección el museo de Orsay. En 2013 probó suerte con desnudos masculinos, en 2014 con una exposición sobre el marqués de Sade y este 2015 llega la prostitución.

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Nadie puede negar la maestría de muchos de los pintores que se presentan en esta muestra. Paul Cézanne, Édouard Manet, Edgar Degas, Vincent Van Gogh, Edvard Munch, Pablo Piscasso o Henri de Toulousse-Lautrec. Junto a ellos, y ahí es donde está la parte más polémica, unas salas a las que solo pueden entrar los mayores de 18 años .

Se trata de dos estancias escasamente iluminadas y separadas del resto de la exposición por unos tupidos cortinajes en las que se proyectan rudimentarios filmes eróticos, o imágenes que representan escenas de prostíbulos y lupanares recreadas en estudios por fotógrafos que nunca llegaron a firmar su obra por temor a la justicia pero que fueron altamente populares entre el público. Sus fotos pasaban de mano en mano como algo preciado y secreto.

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La prostitución en el arte

Lejos de la polémica lo que es indudable es lo destacado de las obras que recoge esta muestra y su valor más allá del arte. Sirve para comprender una de las profesiones más antiguas de la historia. En esta exposición vemos la evolución de la prostitución en la sociedad a lo largo de 60 años, en el periodo comprendido entre 1850 y 1910.

Tal y como han señalado los comisarios de esta exposición en un principio la prostitutas no son mujeres fatales ('femmes fatales) ni víctimas. Son simplemente unas mujeres con un oficio que, en muchas ocasiones, comparten con otro de mayor reputación durante el día. Es así, por ejemplo como son retratadas por Toulouse-Lautrec.

El paso del tiempo haría evolucionar el concepto y de ser algo "medianamente tolerado" pasaría a la progresiva prohibición, a la clandestinidad, ilegalidad o en el mejor de los casos alegalidad. Por tanto la muestra permite contemplar, según señalan los organizadores, como pasaron de una época de "esplendor" en la que brillaron en el mundo del espectáculo a la "miseria" de las simples jornaleras del oficio.

Una exposición única

La exposición está formada por un centenar de cuadros entre los que destacan obras tan importantes como la 'Mujer con pañuelo' de Picasso (1902), 'L´Olympia' de Manet (1863), 'Femme à la terrasse d´un café le soir' de Degas (1867) o 'Les deux amies' de Toulouse-Lautrec (1892).