A favor de Arantza Quiroga

Madrid

Fue un día tremendo en el Partido Popular de broncas de todos contra todos, pero no incluiría aquí el caso de Arantza Quiroga. Ayer dimitió, como saben, después de ser desautorizado porque ella había sido valiente y había propuesto una fórmula que permitiera la integración de EH Bildu en la ponencia de paz y convivencia del Parlamento vasco, que estaba bloqueada. Desautorizada, dimitió.

Ha sido una traición a las víctimas, dijeron. Es una concesión inaceptable. No cabe la menor cesión a la izquierda abertzale mientras no exija a ETA que se desmarque o se disuelva. Sin embargo, creo que Arantza Quiroga tenía razón, sin entrar en la vertiente moral, que es resbaladiza como la piel de serpiente.

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La razón histórica le asiste, con la sola intransigencia, aún cargada de razón, no habríamos podido superar ninguna de las matanzas del pasado, de ningún pasado y en ningún país. Y la razón política, porque el PP vasco, mal que le pese a los guardianes de la ortodoxia de la derecha, tiene que salir de la trinchera para mirar al futuro. ETA ya ha perdido clamorosamente. ETA lo sabe. Los suyos lo saben. ¿Por qué les hacemos el regalo de dudarlo?