Decálogo (no científico) de una serie mala

Madrid

La etiqueta 'guilty pleasure' ya se queda corta para algunas ficciones. Existe una delgada línea de autoconvencimiento para clasificarlas con este anglicismo o hablar directamente de series malas. Pero tranquilo, si te sientes identificado, no estás solo. Nosotros tampoco podemos parar de verlas.

El término apareció por primera vez en ‘The New York Times’ en 1980 y desde entonces se ha popularizado. Significa placer culpable, algo que te produce placer de forma innata pero que también te confiere una pátina de culpa. Por ejemplo: la Nutella, bailar 'Sonia y Selena' en la ducha, comer queso brie a bocados o comprarte la colonia de Britney Spears.

El diagnóstico es claro, pero ¿cuáles son las causas? Aquí te proponemos diez:

1.- Normalmente, si se trata de una serie extranjera, está dirigida por Shonda Rimes, la ‘fucking ama’ de este modelo. La todopoderosa showrunner, creadora de casi un género propio, tiene a sus espaldas las locuras hechas series de 'Scandal', 'Anatomía de Grey' y, la última, 'Cómo defender a un asesino', va por el mismo camino. Gracias a ella, Viola Davis ganó su primer Emmy este año. Normal, con estas escenas

2.- Tiene una trama irrealmente intensa. Por ejemplo, en la española B&B un becario y su fotógrafo se enfrentan a más exclusivas de vida o muerte en un capítulo que Superman. Desgraciadamente los que conocemos de cerca el mundo de las redacciones sabemos que todo es más monótono y que una visita de Justin Bieber es nuestra idea de colocón informativo. Imaginad juntos a Dani Rovira y Fran Perea, arrinconados por unos moteros a los que quieren desenmascarar -llamados el grupo de las cobras- y de pronto un policía infiltrado. Espeluznante, que diría Piqueras.

3.- Del mismo modo que la trama, los diálogos son extremadamente intensos, a nadie normal se le pueden ocurrir tantas metáforas, giros argumentativos, o discursos evocadores por minuto. Solo hay que andar por los pasillos de 'Anatomía de Grey'. Discursos sin prepararlos, sin pensarlos, todo como quien da los buenos días.

4.- Un punto clave, las tramas amorosas. Al menos seis personajes de la serie mantienen relaciones entre sí. Eso es una máxima que se cumple, sobre todo, en las series adolescentes como 'Física o Química' o 'Gossip Girl', donde todos pasan por todos. Sin embargo, vuele a ganar Shonda con la relación de Olivia Pope y el presidente de EEUU, al margen de su mujer, claro.

5.- Desde el principio está muy claro cuáles son los personajes que se van enrollar pese a que den mil vueltas antes de que esto pase. Por eso al menos dos personajes mantienen una fuerte tensión sexual no resuelta. Y en este punto no nos resistimos a volver a nuestra preadolescencia con 'Ana y los siete', o cómo una stripper le robó el corazón de una familia pija

6.- Dosis altas de momentos ñoños. Es una norma de obligado cumplimiento que lloremos al menos una vez por temporada. La causa de esta llorera puede ser la cantidad de muertes en circunstancias catastróficas o enfermedades mortales que se registran por temporada ¿Adivináis quién gana? Las 12 temporadas de ‘Anatomia de Grey’ dan de sobra para grabar un especial de 1.000 maneras de morir

7.- Habrá gente que te hará sentir moralmente inferior por disfrutar de estos productos ¿Pero, cómo, de verdad has visto 'Sexo en Nueva York'? ¡Pero si es un culebrón! ¡Pero si son realmente estúpidas las cuatro! Y desde aquí digo, ¿cómo no ver una serie con estos alegatos?

8.- Al menos dos personajes de la serie se pegan o discuten muy airadamente en público. Otras amigas que a veces eran muy intensas eran Serena y Blair, que nos dejaron momentos gloriosos en 'Gossip Girl' y siempre respetaron a la perfección este mandamiento.

9.- Tampoco tenemos que olvidar que, en este tipo de series, es muy común que haya de vez en cuando un número musical. Hasta nuestro triunfito más internacional, David Bisbal, ha participado en una de las series de las que más se habló el año pasado y que sí, es un poco mala. Esta es su actuación en 'Jane de Virgin'

10.- Una de las cosas que nos encanta de las telenovelas, el placer culpable que legalizaron nuestras abuelas, es que alguien siempre sufre un accidente y acaba con amnesia. Un recurso alucinante que nos lleva al último punto de este decálogo. No hay que olvidar que, si hemos enrevesado tanto la serie que ya no se la cree nadie, siempre podemos salir del paso alegando que todo fue un sueño de Resines.

No deben existir a estas alturas placeres culpables, simplemente placeres sin culpa. Hay que salir del armario de las series malas. Los tres firmantes de este artículo vemos ‘Anatomía de Grey’, ‘B&B’ o ‘Cómo defender un asesino’. También es verdad que a veces existe un vínculo con la serie tan estrecho que no puedes dejarla morir sin ver como exhala su último aliento, como con ‘Cómo conocí a vuestra madre’. En definitiva, no os preocupéis, las series malas hacen buenos los malos días.