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LA OPINIÓN DE CARLES FRANCINO

Están locos estos romanos

"El dinero no conoce fronteras y además vivimos una modernidad de último grito que a veces parece ciencia ficción. Pero al final, en el fondo, subsiste la vieja división: paganos de primera y de segunda; con un añadido: que los más ricos sufren adicción a la codicia."

La opinión de Francino | Están locos estos romanos

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Madrid

No cabe duda de que en cualquier programa electoral, y sobre todo si se acerca una cita con las urnas, el tema fiscal es siempre uno de los más importantes. De hecho, el pago de impuestos es el instrumento más potente que tienen los gobiernos para redistribuir la riqueza en clave de igualdad, de derechos y de bienestar. Pero, claro, aquí topamos con una cantidad de agravios comparativos que hacen misión casi imposible contentar a todo el mundo; incluso definir lo que es justo y lo que no. Sin embargo, hay algo que está meridianamente claro: las grandes empresas, no digamos ya los gigantes multinacionales, gozan de unas condiciones a la hora de tributar que no tienen nada que ver con los ciudadanos de a pie, ya sean asalariados o autónomos.

Y por si eso fuera poco, cada vez son más las grandes firmas que fijan su residencia fiscal en paraísos donde el chollo a la hora de pagar impuestos resulta ya descomunal. Por eso me ha llamado mucho la atención la historia de un pueblecito de Gales, se llama Crickhowel, donde vecinos y comerciantes se han unido para hacer exactamente lo mismo: diseñar mecanismos de evasión fiscal, o sea radicar sus cuentas en un paraíso como la isla de Man. Se trata de un gesto simbólico, claro, se trata de llamar la atención, de denunciar…..pero, ¿Y si fuera posible extender esta práctica?, ¿alguien se tomaría entonces realmente en serio lo de ponerle coto a esta flagrante injusticia? Porque el mundo es global, el dinero no conoce fronteras y además vivimos una modernidad de último grito que a veces parece ciencia ficción. Pero al final, en el fondo, subsiste la vieja división: paganos de primera y de segunda; con un añadido: que los más ricos sufren adicción a la codicia. Así que, ¡qué quieren les diga! Ya sé que ese pueblo rebelde del que hoy les hablamos está en Gales pero por un momento yo me he acordado de una aldea en la Galia; la aldea de Astérix, capaz de plantarle cara al mismísimo Imperio Romano. Toda una metáfora para nuestros tiempos.

 
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