Rajoy: esa anomalía democrática
En este convulso 2015, cuando tantas cosas han cambiado en España y en el mundo, sólo dos políticos han rehuido el debate directo en los escenarios más exigentes: Artur Mas el 27S, que no fue a ninguno, y Mariano Rajoy ante el 20D
Rajoy: esa anomalía democrática
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Madrid
Anoche se consumó la anomalía democrática en la que vive Rajoy y la salud democrática de los demás. El debate organizado por ‘El País’ en internet tuvo todos los elementos que se reclaman de la confrontación entre los que aspiran a gobernar España: tiempo para que cada candidato expusiera sus ideas y cruce a dos y tres bandas entre las propuestas y reproches de unos y otros. Ágil, con directos dialécticos a la mandíbula y alguna zancadilla, con mayor o menor altura, con mayor o menor acierto. Pero la política es así, y quien aspire a la pureza de un intercambio aséptico de ideas se equivoca de ring.
La política es así, y lo que vimos anoche es la política en el siglo XXI con las redes sociales interactuando a la vez y con un debate televisado que ya ha dejado de ser una exclusiva de la televisión convencional. Adiós, además, a aquellos debates encorsetados que eran una sucesión de monólogos.
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Los candidatos tuvieron ocasión de explicarse y replicarse. Por eso se echó de menos una idea global de España, lo que se llama un proyecto completo de país. Se echó de menos a Europa y se evidenció que el siglo XXI corre deprisa para la tecnología, pero no lo suficiente para que exista una mujer candidata a la presidencia del gobierno en España.
Vimos a Sánchez en clave socialdemócrata clásica, a Iglesias a su izquierda y a Rivera en tono liberal. Los tres con distintas recetas pero con un diagnóstico muy parecido de los males de la patria. Los tres jóvenes políticos salieron vivos de una pelea con uñas y dientes por su espacio electoral. Y el atril vacío de un presidente democrático a quien le cuesta rendir cuentas.
En este convulso 2015, cuando tantas cosas han cambiado en España y en el mundo, sólo dos políticos han rehuido el debate directo en los escenarios más exigentes: Artur Mas el 27S, que no fue a ninguno, y Mariano Rajoy ante el 20D, que envía a sus segundos a la pelea porque él solo va a los debates de toda la vida. Como si la vida se hubiera detenido en el siglo XX.