¿Rajoy existe o es un programa informático?

Madrid

Rajoy, en tanto que discípulo menor de Aznar, alumno a su vez de Georges Bush, practica un surrealismo de escaso amperaje. Posee, como sus maestros, el don de la obviedad, pero no alcanza la altura del expresidente USA, del que ahora mismo nos viene a la memoria aquella afirmación estupefaciente según la cual el ser humano y los peces podían convivir en paz.

Ampliar

Rajoy carece de ese ingenio, pero está trabajando en ello. Escuchen, si no, esta muestra: “La cerámica de Talavera no es cosa menor; dicho de otra manera, es cosa mayor”. O esta otra: “Lo importante es estar en lo importante”. Permítanme una tercera: “Un vaso es un vaso y un plato es un plato, lo dicen los tratados europeos”.Rajoy se refugia siempre en los hechos incontestables, de modo que, cuando llueve mucho, le gusta afirmar que llueve mucho y cuando hace frío, proclama que ha llegado el invierno. Es tan difícil estar de acuerdo como en desacuerdo con él. A veces, piensa uno que lo que busca en el oyente es la perplejidad más que la adhesión o el rechazo. Él mismo transmite con frecuencia la impresión de ser un hombre perplejo. Un perplejo con un pie en la realidad, como demuestran sus mensajes a Bárcenas, quizá un perplejo falso.

Y con esto llegamos a la pregunta fundamental: ¿Rajoy existe o es un programa informático? Cuando dice que “los españoles son muy españoles y mucho españoles”, ¿estamos, pues, ante un problema de sintaxis o de software?