Lo que se dijo (sin decirse) en el debate
David Espinós y Antonio Fabregat analizan las claves de la comunicación no verbal y la influencia de la oratoria en el debate entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez
Barcelona
Más allá de lo que se dijo, más allá de los reproches mutuos y de los embistes por la corrupción o la economía, el análisis del debate alberga una vertiente igual o más importante: el cómo se dijo. Es uno de los aspectos que más preocupa a los asesores y, en teoría, se prepara con antelación, pero a la hora de la verdad se olvida. La comunicación no verbal y el nivel de oratoria ayuda a entender mejor lo que sucede durante un debate. Esta mañana en Hoy por hoy con Gemma Nierga, el experto en comunicación David Espinós y Antonio Fabregat, considerado el mejor orador universitario del mundo, han analizado lo que los candidatos también dijeron, sin llegar a expresarlo verbalmente.
David Espinós y Antonio Fabregat analizan la comunicación no verbal en el cara a cara
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- Los nervios iniciales. "Sánchez titubeaba y parpadeaba mucho, me recordó a cuando el rey pidió perdón", explica Espinós. Y no ayudó su error, corregido por Campo Vidal, en el discurso inicial: “Entiendo que quiera salir a ganar, pero si no es el momento, no lo hagas”.
- Sánchez, casi encima de la mesa: Ocurrió cuando el socialista preguntó si hubo o no rescate. Sánchez abrió sus brazos sobre la mesa: “Se sentía cómodo y se le notaba. Se desplegó”, asegura Espinós.
- Rajoy y su escudo. “Cuando se siente atacado pone una mano cruzada delante de su cuerpo, como un escudo, y con la otra señala, pero está esperando a que Sánchez retome los ataques".
- Los papeles encima de la mesa: Quizás la mesa era demasiado pequeña, pero lo cierto es que los documentos dominaban la escena: “Cuando Sánchez tenía la mesa más llena era para atacar, si no la tenía ordenada. Rajoy daba sensación de caos, como buscando papales y soluciones”.
- El dedo acusador del presidente. Los discursos de Rajoy iban acompañados habitualmente de un movimiento de mano que también tiene su significado: “Parecía de condescendencia, como diciendo ‘desde la experiencia te voy a explicar cómo se hacen las cosas”.
- Lo que pudo ser y no fue. Para el mejor orador universitario del mundo, pudo ser un gran debate pero en un momento dado “se tornó en algo que no debía ser”. Para Fabregat, Sánchez tenía una estrategia bien definida “pero luego perdió” mientras que Rajoy hizo un ejercicio de “como zafarse sin golpearle”
- Campo Vidal, el árbitro que dejó jugar o casi. La interrupción inicial a Sánchez marcó la labor del moderador: "Para mí no es acertada la intromisión, pone muy nervioso a Sánchez", explica Fabregat. Sin embargo, luego estuvo desparecido.
- Las golosinas de Rajoy. En la pre-trifulca, como la define Fabregat es cuando en realidad hubo debate. “Sánchez se muestra sólido y duro y Rajoy conseguía, mediante la recuperación económica, zafarse. El socialista le provocó para que entrara en la trifulca con ataques personales, como las golosinas, y lo consiguió".
- El blackjack de Pedro Sánchez. La trifulca comenzó tras el descanso: “alguien debió decirle que lo estaba haciendo muy bien”, cuenta Fabregat, que compara su estrategia posterior con una partida de blackjack. “Sánchez llevaba un 19 y se pasó. A partir de ahí perdió los nervios".
- La “caja” del debate. Espinós utiliza la metáfora de la caja para explicar cómo se comportaron los candidatos. “Les meten en una caja y les dicen ‘hay que actuar así". Sin embargo, según el experto, de esta forma, pierden naturalidad y se pregunta si “en su vida personal utilizan esta forma de comunicarse”.
- Pedro Sánchez, “el sin nombre”. Sánchez se refiere en repetidas ocasiones a su oponente como “señor Rajoy”, sin embargo, no hizo nada similar el presidente: “Que tú no le nombres, no va a hacer que desaparezca. Cuando le nombró lo hizo para increparle cuando se había sentido ofendido, para dejar claro que no había estado a la altura”.
- Si no te miro, no existes: En muchas ocasiones, ambos evitan mirarse mientras parecían apresurarse a tomar notas: “Esto puede querer decir dos cosas: no te quiero mirar porque me estás poniendo en una situación incómoda y la otra es la falta de respeto, la percepción que transmites a lo que estás viendo no es positiva".
- Sonrisas, las justas: En el anterior debate, el organizado a cuatro, las carcajadas de Sánchez dieron mucho que hablar. “Alguien le debió de decir que no se podía reír cuando alguien decía algo que no le gustaba. Ayer negaba con la cabeza, daba más sensación de educación”