Roger Federer 'pasa' de la tierra batida

Un excedencia. Algo parecido a eso es lo que Federer va a hacer entre marzo y mayo de 2016. El jugador de Basilea fija los objetivos y deja claro qué es lo que no le interesa, no quiere ver la tierra batida ni en pintura. No jugará ni Montecarlo, ni el Mutua Madrid Open, ni tampoco en Roma. Llegará a Roland Garros a pelo, sin competir sobre polvo de ladrillo.

Es verdad que los Juegos Olímpicos lo condicionan casi todo y es sin duda el gran objetivo de Roger, lo que nunca ha podido ganar. Será en Río, con calor, en pista dura y al mejor de tres sets, todo apunta a que el ahora discípulo de Ljubicic busca ahorrar kilometraje hasta ese punto y llegar 'dulce' a la cita olímpica.

De Indian Wells a París, del tirón y sin escalas, ese es el plan, aunque es verdad que Federer podría pedir alguna invitación si el escenario invitase a ello. Cerca de los 35 y con la retirada en el horizonte cercano, Federer  ha dibujado un calendario tranquilo y bastante innovador, apoyado en la tranquilidad de no tener obligaciones con el ranking, con los puntos y mucho menos con el dinero.

Es un anuncio que llega después de una pretemporada en la que a Federer no le está yendo demasiado bien, con bastantes derrotas en sus partidos en la IPTL de exhibición que se juega en Asia. Roger tiene una última bala y quiere gastarla a conciencia, no quiere irse sin la opción de pegar un 'pelotazo' final.