Cambiar los juguetes por experiencias

Madrid

Este miércoles que ya descansa ha sido uno de los días más especiales del año para los niños. El día de Reyes. Miles de regalos han sido repartidos por los hogares españoles, entre ellos, juegos de mesa y construcciones, disfraces, muñecos, coches y, por supuesto, experiencias. Una de ellas, entradas para espectáculos teatrales. 

Hansel y Gretel es una de las obras que podemos ver en el teatro Fernán Gómez hasta el día 10 de enero. Este clásico de los Hermanos Grimm cuenta la historia de dos niños que son abandonados en el bosque por sus padres y que, tras pasar unos días bajo el control de una bruja, tienen que encontrar la forma de escapar para no ser comidos por ella pero Miguel Antelo, creador de la obra de teatro, ha decidido dar un giro al cuento. "Los cuentos clásicos están escritos en una época en la que se aleccionaba a los niños. Los padres intentaban meter miedo a los niños para que no hiciesen lo que no debían, pero yo no he querido eso. He intentado ofrecer un punto de vista adecuado a la época actual" explica Miguel. 

Y, una vez despojado de los aspectos más sórdidos, la historia intenta transmitir valores como la amistad, el respeto a los mayores y la solidaridad. 

Y si lo que buscamos es una obra de teatro innovadora, una buena apuesta es ir a ver Kermes al teatro Nuevo Alcalá. "Es como si fuese una fiesta de pueblo. Se van sucediendo espectáculos de malabares, canciones y bailes que divierten mucho a toda la familia" nos aclara Zaida Díaz, una de las actrices de la obra. 

Está destinada a niños a partir de 5 años y la esencia de este cabaret juvenil dirigido por David Quintana es la fonomímica y el dinamismo visual. Los actores no hablan con los niños pero según nos explica Zaida lo más especial de esta obra es conectar con los niños con un simple guiño o con una mirada. 

Y el día 17 Caperucita Roja llegará al teatro Príncipe Pío de Madrid para quedarse hasta finales de enero. Una obra dirigida por Sara Pérez que, a pesar de ser fiel a la historia tradicional, es muy transgresora e invita a la reflexión. Eso sí, la moraleja del cuento ha quedado intacta: concienciar a los más pequeños de la importancia de escuchar los consejos de sus padres.