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Economia y negocios

Kilos, subidas, bajadas, rebajas…

Las rebajas marcan el comienzo del año que no viene muy a favor de los consumidores. / GETTY

Madrid

El año ha comenzado como todos, con las resacas tradicionales: con la resaca de los kilos cogidos a fuerza de copiosas comidas, más bebidas que nunca, el turrón que siempre vuelve por Navidad y las “locuras” de algunos por reducir el peso rápidamente, a base de algunas dosis de dietas supuestamente milagrosas, las dietas a base de zumos (detox) o las “limpiezas” que nos aconsejó la vecina del cuarto... Todas ellas para perder o dinero o salud. En muchos casos, ambas en el mismo pack. Sin olvidar ese afán por beber en estas semanas más agua que nunca y “machacarnos” en el gimnasio y, sobre todo, pagando la cuota de todo el año para no volver a partir de febrero…(es decir, tirar el dinero).

Por lo menos este año empezamos con algunos precios a la baja, que no es habitual por estas fechas: baja la luz un poquito, lo mismo que los peajes, el gas (un 3%) y, también, bajan las tasas de los aeropuertos… lo que contrasta con la subida de los sellos postales (un 7%), que va a poner mucho más complicada la supervivencia de la carta.

Y es posible que quizá tengas ya encima de la mesa una carta del banco – no dejes de leerlas nunca - con las nuevas comisiones que te van a cobrar en 2016, lo que no es mal momento para replantearte cuánto pagas al cabo del año en mantenimiento de la/las cuentas, por las tarjetas, por otros productos financieros que cada día te cuestan más caro. ¿Lo sabes? Pues no te vendrá mal hacer unas cuentas. En un banco como el Santander, por ejemplo, hemos pasado en no muchos años de no pagar nada por mantener una cuenta a pagar ¡25 euros al trimestre! De apenas cobrarte dinero por quedarte en número rojos por un descuido a cobrarte ¡39 euros! Un terreno, el bancario, en el que no hay rebajas que valgan. Todo lo contrario, subida tras subida…

Queda el desahogo de las rebajas, con muy buenas oportunidades en determinados productos, como la ropa de invierno, que ha tenido poca salida por el invierno benigno que venimos “sufriendo”, y que ahora hay que quitarse de las estanterías como sea...

Naturalmente, rebajas con la misma picaresca de siempre, acrecentada por la oferta en internet, que ha llevado a muchos consumidores, cada vez más, a dejar de visitar sus abarrotadas tiendas y se está inclinando claramente por comprar en la red: “tiendas” abiertas las 24 horas, facilidades para comparar precios in situ, todas las facilidades para devolver…

Me refiero a esa picaresca descarada de precios “engordados” para dar apariencia de mucha más rebajas; me refiero a esos productos fabricados especialmente para rebajas que, en muchos casos, y en contra de la ley, se ponen a la venta con el pistoletazo de salida; me refiero a esos productos sacados del baúl de los recuerdos; me refiero a esa publicidad “gancho” con grandes descuentos pero que en realidad son productos muy concretos, sin colores, sin tallas… Vamos, la que parece mucho pero se quedan en nada.

Sin olvidar los juegos de palabras de las rebajas en las que deberemos estar muy atentos, como la palabra “hasta”. O las pegas en las devoluciones, o para pagar con tarjeta, o los productos sospechosamente “tarados”, o los que nos quieren colar - están en su derecho – como de “avance de temporada” para no rebajarlos cuando todos sabemos que ya estaban a la venta desde hace meses…

Es decir, salvo algunas sorpresas de bajadas, comienza el año como siempre: cargado de “sorpresas” para los bolsillos y con no demasiadas alegrías.

 
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