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Economia y negocios

Trucos para pagar menos comisiones

Las claves para que tu banco no te cobre tasas por realizar operaciones en tu cuenta

Los consumidores deben negociar con sus bancos para mejorar sus condiciones respecto a las comisiones bancarias. / GETTY

Si sumamos las comisiones que los bancos nos pueden cobrar por tener una cuenta corriente abierta, mantener una tarjeta de débito y otra de crédito, además de disponer del dinero en efectivo en cajeros de otra entidad y hacer alguna transferencia al mes, operativa común de un cliente bancario, resulta que acabamos pagando más de 200 euros al año. Un coste que nos podemos ahorrar con poco trabajo. Si revisamos el resto de comisiones que pagamos por los demás productos bancarios, el importe del ahorro potencial se dispara.

Lo primero que tenemos que hacer es un inventario de las comisiones que estamos pagando en estos momentos. Frecuentemente se descubre que pagamos una comisión de mantenimiento por la cuenta de forma periódica que no teníamos en mente, o algún gasto por tener domiciliado recibos, al igual que comisiones anuales por tarjetas que no usamos apenas.

Cuando tenemos claros los productos bancarios contratados y el coste que nos suponen, llega la hora de cancelar y agrupar en la medida de lo posible toda nuestra operativa en una sola cuenta. Hoy en día es casi imposible ir sin una tarjeta de débito en el bolsillo para poder disponer de efectivo en los cajeros, si bien la novedad de este 2016 es que casi hay que estudiar un máster para saber los bancos en que no nos cobran por ello. Sin embargo, no resulta tan difícil cancelar la de crédito si nos cobra el banco por ella. Si queremos disponer de un crédito inmediato para alguna urgencia, puede tener más sentido contratar una tarjeta sin cambiar de banco sin comisión anual. Si tenemos cuentas en varios bancos, interesa plantearse trabajar solo con uno, ya que es más sencillo conseguir cuentas sin comisiones teniendo la nómina domiciliada, por ejemplo. Elijamos, eso sí, el banco con mejores condiciones.

Hecha esta depuración de productos “repetidos” o prescindibles, toca negociar con el banco. No nos quedará otra que pedir cita con el director o empleado de nuestra sucursal y plantearle, una por una, la reducción o eliminación de las comisiones. Hay que planificar la reunión con calma y sabiendo que muchas de las comisiones no dependen de la oficina, que no podrá quitarlas por mucho que quiera sin la autorización de sus jefes. Conviene tener pensado qué argumentos tenemos para apoyar nuestra petición, con información de las comisiones que otros bancos ofrecen (para que entienda que podemos cambiar de banco si no nos hacen caso). Hay que saber argumentar por qué somos buenos clientes, con algunos datos concretos como el volumen de negocio que movemos con la entidad, los familiares o amigos que también están en el banco y nuestra antigüedad, entre otra información relevante.

El trabajo previo de buscar qué ofrecen los demás bancos nos será provechoso si el actual se niega a reducirnos las comisiones. Toca cambiar de banco. Una tarea algo más laboriosa, pero que a medio plazo se recompensa con ahorros para la familia. Portales de finanzas como iAhorro.com son sencillas pero potentes herramientas para escanear el mercado bancario y elegir un nuevo banco al que confiar nuestro dinero; recompensemos a los bancos que tratan bien a sus clientes, la mejor forma de que la banca, de una vez por toda, ponga el foco en el buen trato al cliente.

 
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