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SMARTPHONES Y NUEVAS TECNOLOGÍAS

¿Cerebros adictivos?

La dependencia a los smartphones o teléfonos móviles de última generación, conocida como 'nomofobia', puede provocar una adicción a las nuevas tecnologías

LOS SMARTPHONES Y LA ADICCIÓN A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

LOS SMARTPHONES Y LA ADICCIÓN A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

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Desde hace 20 años se estudia la adicción a las nuevas tecnologías en torno a Internet, los videojuegos, redes sociales y la adicción al móvil o nomofobia. En la actualidad, los smartphones o teléfonos de última generación agrupan todo lo anterior. Son ordenadores portátiles, pequeños, de fácil manejo y que nos acompañan durante todo el día. "La persona adicta convierte en prioritario todo esto y deja de lado todo lo demás. Hoy en día, los smartphones son los responsables de que haya adictos a las nuevas tecnologías. Cada vez hay más jóvenes con este tipo de problema porque la media de edad en la que se tiene un teléfono son 12 años", afirma Carmen San Román, del centro médico AUPA.

Actualmente la adicción a las nuevas tecnologías no está reconocida como tal, de ahí que se utilice el término nomofofia para definirla. El uso del móvil puede ser algo habitual, una práctica que está normalizada en la sociedad pero "cuando sentimos angustia al darnos cuenta de que lo hemos olvidado, o de que lo hemos podido perder o que nos lo han robado... Algo empieza a fallar. Cuando nuestra vida se basa en la obtención del placer de esa forma (con el acceso a Internet, a las redes sociales, a juegos, etc.) Cuando sentimos angustia incluso enfado podemos estar ante un caso de adicción a las nuevas tecnologías", nos dice la doctora San Román.

La obtención del placer inmediato sobre la tranquilidad de sentirse bien a través de este mecanismo, conocido como síndrome de recompensa, puede conllevar consecuencias trágicas en la vida de una persona: aislamiento, dependencia, problemas laborales o en los estudios, dificultad para mantener relaciones sociales, ansiedad, etc. "En las adicciones existe una predisposición genética y ambiental. Si una persona se da cuenta de que calma su ansiedad comprando o jugando a través de Internet o accediendo a redes sociales de manera compulsiva, será más sencillo que pueda engancharse a ello", resalta Carmen. Las consecuencias, por tanto, pueden ser demoledoras sobre todo en los más jóvenes.

Los especialistas coinciden en que existen cerebros adictivos, precisamente por esa predisposición genética de la que hablábamos antes. La adicción a las nuevas tecnologías está dentro de las 'sin sustancia'. Su tratamiento es muy similar al de cualquier otro tipo de adicción. El objetivo principal es reestructurar la vida del paciente. Identificar el problema, hacer ver al individuo que lo tiene, explicarle qué le pasa y algo vital, detectar qué falla en su vida para enseñarle de nuevo normas de conducta que le hagan ver que su problema tiene solución. La felicidad se puede conseguir a través del contacto con los demás.

El Instituto Psicológico Desconecta@ trata la adicción a los teléfonos móviles, redes sociales y nuevas tecnologías en general. "Nació en 2011 con el objetivo de cumplir una necesidad social. Nadie nos enseña cómo decir a nuestros hijos cuál es el buen uso de estos aparatos para que las nuevas tecnologías no se conviertan en enemigos. Ayudamos haciendo conferencias en colegios, hacemos talleres con los más jóvenes y talleres para que los padres aprendan un buen uso y puedan transmitirlo a los hijos. Se trata de dar un paso tecnológico atrás. Esta adicción está en un nivel de estudio inicial por eso cada caso debe tratarse cómo único", responde Marc Massip el director de Desconect@. "Lo más importante es detectar las señales de riesgo... Si te aislas en exceso, si hablas mucho por el móvil, si tienes cambios emocionales bruscos... Cuando perdemos interés por quedar con los amigos, cuando tenemos ansiedad... Las consecuencias pueden ser destructivas... Conflictos familiares o facturas de móvil elevadas, problemas de adaptación en el colegio o en el trabajo... Es una adicción, como cualquier otra, muy peligrosa", explica Marc.

Según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los españoles pasamos 33 horas a la semana enganchados al móvil, una gran parte considera que su vida laboral y personal dependen "mucho" o "bastante" del smartphone.

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