La importancia de los buenos amigos

Madrid

El juicio del caso Nóos entró ayer en un terreno muy novelesco y muy apreciado por mí: los amigos y el dinero, dos asuntos universales. Declaró un examigo de Urdangarín, un examigo de los hijos del Rey, tras pactar su confesión con la Fiscalía. Este hombre tiene un apodo, se llama Pepote Ballester. Por cierto, que estos nombres deben de ser como una especie de peaje. En la mafia te quitan un poco de sangre, y aquí te llevan a una misa negra para bautizarte Pepote, o Pitita. De lo que se trata es de no salir nunca del Colegio Mayor.

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Una época en la que si no tenías dinero, tenías amigos, pero si tenías dinero, no tenías amigos. Porque lo gastábamos rapido, y les cogía manía. Lo que siempre hago con mis amigos, y ellos conmigo, es perder dinero. O sea, dilapidarlo. Por eso sigo teniendo amigos, por eso no tengo ahorros, y por eso no estoy imputado en ninguna parte. Porque los problemas suelen venir cuando se mezclan las dos cosas con el fin de ganar más dinero.

La amistad es una relacion desinteresada. En el momento en que sale un interés sale una grieta. La declaración que hizo ayer Pepote llevándose por delante a su examigo tiene una razón: quedaban no para gastar, sino para ver cómo ganaban más. Un ejemplo. Si algún día yo quedo para salir de copas con un amigo, y llevo 70 euros en la cartera, y al volver a casa tengo 300, lo primero que hago es sentarme en el salón a esperar a la policia. Con los amigos no se puede ganar dinero nunca, porque dejan de ser amigos y ya son otra cosa.

Así puede resumir una parte del sumario del caso Nóos y de casos de corrupción de media España. Y la otra media, un poco lo de Mallorca cambiando los nombres. El peloteo, la impunidad, el "usted no sabe quién soy yo" y "lo que diga Iñaki, que es el yerno del Rey" y "lo llaman monarquía pero no lo es".