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DÍA MUNDIAL DE LA RADIO

#LaRadioSalvaVidas

Hoy 13 de febrero se celebra el Día Mundial de la Radio. Aquí van algunos de los recuerdos del equipo de fin de semana

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El equipo de fin de semana celebra este sábado delante del micrófono, contando lo que pasa este 13 de Febrero; Día Mundial de la Radio con esta idea #LaRadioSalvaVidas. Estos son algunos de nuestros recuerdos...

*** Radios por toda la casa y en cada habitación. A la hora de comer era -y es- el sonido que nos acompaña, el que nos acerca a la realidad del día a día. Más allá de la acción, la de escuchar, la radio ha estado presente en mi vida desde que tengo uso de razón. Mis recuerdos están ligados a ella y la culpa, en parte, la han tenido mis abuelos (los de Almudena). Ellos que se dormían oyéndola, de fondo, casi como un susurro. Costumbres. La radio es escoger la inmediatez, significa no estar solo e imaginar quién está al otro lado y cómo será. Hoy disfruto de ella, siempre como oyente, porque creo que la radio nunca me fallará.

*** Si no fuera por la radio, me faltarían muchos de mis mejores recuerdos, reconoce Cala. Como cuando, siendo muy pequeño, me despertaba por las mañanas, en casa de mi abuela, escuchando "La saga de los Porretas"; o aquellos domingos de campo en los que Carrusel ponía la banda sonora del regreso a casa. Si no fuera por la radio, no hubiese sido testigo de muchos grandes momentos, históricos y cotidianos, no hubiera conocido a mucha gente estupenda, ni aprendido tantas y tantas cosas. Sin importar en qué lado del micrófono me encuentre. Porque lo grandioso es que, estés donde estés, la radio te convierte siempre en un eterno oyente. Y ahí es donde, en mi opinión, radica su poder.

*** Siempre me ha asombrado el poder que tiene la radio para conectar con la gente; dice Anabel. Recuerdo haber sido plenamente consciente de ello al saber la fe ciega con que los oyentes asumieron que la obra de H.G. Wells, La guerra de los mundos, cobraba vida. Así, la radio se ha convertido en un medio para aprender, recordar y deleitarse. Un medio que nos hace sentir menos solos, pero más libres y, sobre todo, más humanos.

*** Reconozco que tengo uno de los peores despertares del mundo (lo confiesa el propio Piñero) Siempre me levanto enfadado, gruño, soy monosilábico. Quizá no sea el único. La única que se atreve a dirigirme la palabra a esa hora es la radio. Ese pequeño transistor del baño tiene el valor de hablarme, de conectarme con el mundo, de agitar mi neurona cuando nadie osaría. Hoy, desde este lado del micrófono, entre boletín y boletín, sólo puedo dar las gracias porque sean los oyentes los que nos dejen entrar a diario en sus vidas, incluso en los momentos de mayor intimidad, donde se cuelan las ondas. Así me picó el veneno de la radio cuando tenía uso de razón y por aquí seguimos. Gracias a todos los que han permitido que cumpliera mi sueño, empezando por mis padres. Disculpas a todos los que han sufrido mi pasión por la radio, empezando por mi mujer. Y un consejo: si la voz del locutor te enamora, no te pases por la emisora.

*** La radio es como una parte más de mi existencia (así la define Vicky) . Es parte de mi rutina diaria, una de las que más me gusta llevar a cabo. Soy uno de esos raros especímenes que disfruta sobradamente de estar en su puesto de trabajo independientemente de si es jueves o domingo.

*** La radio es la segunda voz, la que escucho trabaje o no (este es Iñiguez) . La radio es el coche, es la ducha, es estar cocinando o paseando. La radio también es un viaje en avión, gracias a los podcast. La radio es nervio informativo al mismo tiempo que sosiego en una madrugada de desvelo. La radio, como decía aquella antigua campaña, es el sonido de nuestra vida.

*** La radio es conocer a las personas a través de su voz, sin necesidad de verles frente a frente para ver qué sienten, explica Irene. Es la capacidad de contar historias, crudas o dulces, en menos de dos minutos y sin ocultar nada. Es vivir en primera persona cambios políticos, humanos y revoluciones sociales y ser los ojos de quienes no los viven. La radio es cercanía, comunicación pura. Y al tiempo, una fábrica de profesionales para quienes, aprendiendo, intentamos hacernos un hueco en las casas de los oyentes todos los días.

*** Es complicado describir el significado de la radio. La radio es una y a la vez varias voces. (es lo que siente Fernando ) Es la voz de la información, la más rápida e inmediata. La voz que siempre llega y casi siempre llega antes. Pero a la vez, la radio es altavoz de todas las personas que la hacen y de todos los que la escuchan. Desde el locutor de un matinal hasta el último oyente nocturno, pasando por todas y cada una de las personas que la integran. Para mí, la radio es el hogar común de quienes la hacen posible. Es el hogar de todos, es compañía y compañeros.

*** La radio lleva acompañándome muchos años. Primer como oyente. Pensar en la radio es pensar en mi infancia. En aquellos desayunos en la cocina junto a mi madre escuchando a Iñaki Gabilondo por las mañanas y por la tarde a Encarna Sánchez, señala Javier. Entonces la tele apenas se encendía. En casa preferíamos la radio… ese instrumento que además de informarte, te entretiene, te hace soñar, imaginar y crear. Quizá por eso con apenas 12 años ya jugaba a repetir como un loro los boletines informativos que iba escuchando. No podía imaginar entonces, y a veces aún me cuesta, que estaría trabajando en ella, escribiendo esos boletines que antes solo imaginaba. Pero hay algo que no ha cambiado. En mi bolsillo sigo llevando una radio.

***La escuchaba desde pequeño con intriga. Siempre sonaba, acompañaba, estaba ahí en cualquier momento del día. Parecía una conversadora más invitada a la mesa del desayuno. Era muy educada: siempre daba los buenos días y pedía permiso para acompañar en cualquier momento. Creció junto a mi familia y se hizo tan mayor como yo. Siempre tenía una buena historia que contar y también quiso explicarme lo que sucedía a nuestro alrededor. Estaba ocurriendo; estaba escuchándolo, señala Eric. Pronto quise desenmascarar a todas sus voces y participar en esa composición de la melodía de la vida. Y en esa orquesta estamos, sin descanso, porque siempre estará ahí, midiendo el tempo de la actualidad para que sus acordes armonicen el pulso de la vida.

De coordinarles a todos me encargo yo. Los sábados y los domingos son días de convivencia intensa en Gran Vía 32, con todo lo que supone : que pasamos más tiempo juntos que con nuestras parejas o familias. Nos debe gustar mucho esto!

La radio para mí es ver, escuchar, contar, sentir, soñar, viajar, pensar, llorar, reir, cantar...

 
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