Dimiten, sí, pero poco y pocos. Todavía faltan muchos

Madrid

Repitió ayer Esperanza Aguirre que la “corrupción nos está matando”. “A todos”, añadió. Pues no, a todos, no. Al Partido Popular, sí, desde luego.

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Ella dimite, aunque solo de alguno de sus cargos, nunca de todos, que Esperanza Aguirre siempre los ha tenido a pares, y si deja uno se queda con el otro. Ya lo hizo cuando dejó la presidencia de la Comunidad pero se amarró a la dirección del partido. Ahora deja esta última, pero sigue de portavoz del PP en el Ayuntamiento. Se va, arma un gran alboroto, pero siempre se queda. Qué habilidad.

Sumen esa salida a la dimisión en secreto de su número dos, Ignacio González, del que hasta ayer no sabíamos que se había ido con viento fresco pero sin que nadie lo supiera. Qué cosas más raras pasan en ese partido. Tanto como alguna frase chisposa que nos ha dejado la lenguaraz lideresa, conocida por su llamado "desparpajo", pero que un buen amigo de este Ojo lo traducía por "desvergüenza". Vino a decir Aguirre que Granados “algo grave debía de haber hecho”. Pero hombre, si hasta el más ignorante conoce aquello de los sacos de billetes que en lugar de llevárselos, como habitualmente hacen los ladrones, se los dejaban los presuntos operarios de Ikea en la casa de su suegro…

¿Y Rajoy, qué?, se preguntan ustedes. Ya, eso decimos todos…