"Si puedo seguiré con 90 años ayudando a los refugiados"

Madrid

Ana María García va a cumplir ochenta años.  Cuando la llamamos tiene gripe, así que habla con la voz un poco tomada, una voz que transmite inteligencia y serenidad. Lleva más de viente siendo voluntaria de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Como dicen en la página web de la Comisión, más de 60 millones de personas en el mundo han tenido que elegir entre un ataúd y una maleta: huyen de sus países debido a guerras, violaciones de derechos o persecuciones. "A mí se me rompe el corazón con la situación actual de los refugiados", nos cuenta Ana.

Su labor es "acoger a la gente, pero sobre todo hacerles sentir personas". Ana no cree que haga falta tener una sensibilidad especial, siemplemente "para ser voluntario hay que tener corazón. El voluntariado te ayuda a ti muchísimo más de lo que tú ayudas a ellos", nos dice. Por eso no tiene edad, "siempre hay algo que puedes hacer, estar al lado de una persona y sonreír lo puedes hacer hasta con noventa años, yo lo seguiré haciendo si puedo". Ana opina que quedan muchas barreras por destruir, y muchos prejuicios. "Sí somos racistas, tenemos que procurar crecer en la capacidad de acogida, de abrazo, de escucha y de entendimiento", concluye.

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