Europa existe solo en el imaginario de los refugiados

Madrid

La Europa del siglo XXI se ha enfrentado, de momento, a dos graves problemas: la gestion de la crisis financiera y ahora la crisis de los refugiados. Y es dificil ser europeísta y no sentir vergüenza y preocupación por la incapacidad, la cobardía, el caos, la vulneración de derechos y la primacía de los pequeños intereses nacionales, frente al gran proyecto que un día pretendimos ser.

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Ocho años después del comienzo de la crisis, y siete después de aplicarle a Grecia aceite de ricino austericida, el país no levanta cabeza, pero el resto de europeos hemos pagado a escote la deuda que tenía con bancos franceses y alemanes. Y aún esta semana, la Comisión nos vuelve a recomendar a todos la misma medicina: más austeridad mientras esperamos pacientemente el plan de inversiones públicas que Juncker anunció a bombo y platillo hace ya casi dos años y recomiendan todos los organismos internacionales. Pues no, a los españoles nos dicen que tenemos que recortar casi diez mil millones más.

Europa empieza a no existir más que en el imaginario de los refugiados o inmigrantes. Porque como ellos mismos comrpueban al llegar aquí, esa Europa sencillamente no existe. No se cumple la legalidad internacional, no se cumplen los propios tratados de la Unión, se suceden las reuniones donde nunca pasa nada o lo que pasa no se cumple, Hungría y Austria van por libre, los países abren o cierran fronteras según sus encuestas de opinión, y eso sí, siempre nos quedará Grecia para echarle la culpa de algo: o de la crisis del euro, o de no controlar sus fronteras.