Generación barracón

Hace cosa de tres-cuatro años, cuando toda la basura que se había acumulado en Valencia empezaba a apestar –o a apestar más de la cuenta- pensé que habíamos tocado techo con esto de la corrupción, que no podía haber mayor ignominia; porque si robar está mal, es feo digamos, robar a los pobres entra ya en la categoría de lo miserable. Los investigadores descubrieron que casi dos millones de euros de cooperación internacional no habían sido invertidos en obras de canalización y agua potable en Nicaragua, que era su destino, sino que habían servido para comprar pisos y garajes en la propia Valencia. Bueno, de hecho un exconseller de la Generalitat, Rafael Blasco, cumple por este motivo una pena de seis años de cárcel. Y lo dicho: no es que fuera una cifra astronómica de dinero, pero era una historia tan repugnante que muchos pensamos: "esto ya es el récord".

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Bueno, pues no, una vez más nos equivocamos. La noticia que hoy les estamos contando, ese sobrecoste de mil millones de euros en la construcción de colegios que el PP pudo aprovechar para financiarse ilegalmente, eso ya es de traca. No sólo por los indicios de que todo formaba parte de una estructura criminal organizada –o sea, una banda- sino porque una de sus consecuencias fue, precisamente, que no se construyeran los colegios proyectados, ¡que ya es el colmo! Quizá por eso el nuevo gobierno valenciano ha tenido que aprobar recientemente una inversión de más de 400 millones para paliar deficiencias en centros escolares y para intentar eliminar los barracones. En fin, tanto que nos gusta buscar nombres ingeniosos aquí tenemos uno clarísimo, aunque no precisamente para sentirse orgullosos. Miles de alumnos de la Comunitat Valenciana podrán recordar el día de mañana que forman parte de la "generación barracón". Enhorabuena y muchas felicidades a todos aquellos –y aquellas- que lo han hecho posible