Y además, es imposible

Madrid

Se hace raro esto de escuchar en la tribuna del Congreso un discurso, más o menos solemne, para lograr la confianza de la Cámara y ser investido presidente, sabiendo, como sabemos todos, que las posibilidades de llegar a buen fin son cercanas a cero. Y por si hubiera alguna duda, ya se han aplicado a despejarlas los dos únicos partidos que podían cambiar el resultado: tanto el PP como Podemos han reiterado su "no" alto y claro a facilitar la investidura de Pedro Sánchez.

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Tampoco el candidato ha estirado mucho las ofertas a terceros en el discurso, porque muy poca cosa podía hacer para respetar –qué menos que duren una semana- los términos del acuerdo suscrito con Ciudadanos. Y menos aún han variado sus discursos quienes le niegan su apoyo, imperturbables ante los escasos cebos lanzados por el candidato.

Convendría que algunos de los componentes de Podemos cambie ya la matraca del Ibex-35, tontuna que si en algún momento tuvo su gracia, la repetición hasta el empacho causa sarpullidos a la inteligencia. Por su parte, el inefable Rafael Hernando, experto en insultos y malos modos, dice que estamos igual que hace 72 días. Eso quisieran en el PP. Están mucho peor, con un Rajoy en la lona y con varios millones más de dinero corrupto que hace dos meses.

¿Y ahora? Pues esperar al viernes. Por si acaso.