Visto lo que vemos, ¿de verdad que sobran los sindicatos?

Madrid

Andan estos días en UGT buscando al sucesor de Cándido Méndez, el veterano secretario general al que la prensa de la caverna ha perseguido durante años con repugnantes y mentirosas campañas. Claro que los sindicatos –como otras muchas instituciones públicas, las federaciones de empresarios, por ejemplo- necesitan cambios radicales, a la vista de su decreciente influencia.

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Pero cualquier persona sensata reconocerá que el austericidio ha hecho que los sindicatos sean hoy tan necesarios –o más- que lo eran antes, para luchar para lo que nacieron: defender al trabajador.

Breve descripción de la realidad: sufrimos un paro superior al 20%, un 46% entre los menores de 25 años, al tiempo que los parados de larga duración sin ayuda alcanzan los dos millones y medio de ciudadanos, un auténtico foco de pobreza. Más datos: la masa salarial de los trabajadores ha bajado cerca de un 20% en los últimos años, mientras las retribuciones a consejeros y administradores de empresas han aumentado un 16%.

Con las pensiones temblando, el Gobierno del PP se ha comido la mitad de la hucha de las pensiones: de 66.000 millones a 32.000. Añadan los sueldos precarios y las contrataciones no solo temporales, sino por días y horas, y ya pueden elaborar la lista con la que justificar la existencia de los sindicatos. ¿Reformarse? Todo lo que gusten.

¿Pero de verdad creen ustedes que sobran?