“Mister Falo”, el actor más prolífico de la historia

Madrid

En 1988 la muerte como consecuencia del SIDA de una de las estrellas más conocidas del cine porno causó verdadero pánico en esta industria. La irresponsable actitud del actor que ocultó su enfermedad y siguió trabajando durante más de dos años pudo haber tenido trágicas consecuencias en un momento en el que los actores de este tipo de películas no habían adquirido aún conciencia de los nuevos riesgos de su oficio. Y es que John C. Holmes ha pasado a la historia del cine pornográfico tanto por su vida como por su muerte.

La vida de John Curtis Holmes estuvo marcada siempre por el exceso. Si hacemos caso de lo que contaba él mismo se le puede considerar el actor más prolífico de la historia, ya que desde finales de los años 60 hasta su muerte, Holmes participó en 2.274 películas y practicó el sexo con más de 14.000 mujeres. Era una de las estrellas del porno mejor pagadas y también más conocidas, incluso fuera del mundillo. Su fama se la debía a su portentoso miembro viril que medía 37 cm en erección, de ahí que se le conociera con el sobrenombre de “Mister Falo”. Excesiva era también su afición por ciertas sustancias. Quienes le conocieron aseguran que en sus últimos años de vida esnifaba una raya de cocaína cada quince minutos y tomaba unas cuarenta pastillas de Valium diarias para contrarrestar sus efectos.

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John C. Holmes empezó a ganarse la vida como conductor de ambulancias pero pronto lo dejó por otro tipo de negocios mucho más turbios: Traficante, gigoló, proxeneta de sus amantes…, llevaba todas las papeletas para acabar encerrado en una prisión federal o acuchillado en un callejón, cuando a finales de los años 60 el negocio clandestino del porno empezó a ser considerado como una manifestación de la revolución sexual y comenzó a ganar adeptos. Holmes se subió al carro del nuevo negocio ya que si para algo estaba dotado de verdad ese algo era el sexo y pronto se convirtió en una de las grandes estrellas del género. El actor destacó especialmente por una serie de películas en las que interpretaba a un investigador privado, Johnny Wadd, una parodia porno de los detectives del cine negro al estilo Bogart.

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A finales de los años 70 los problemas del actor con la cocaína se intensificaron. Se había convertido en un hombre violento y paranoico. También comenzó a meterse en líos con la policía. Holmes fue detenido y posteriormente absuelto por su supuesta participación en la matanza de un cuarteto de traficantes de Hollywood con los que el actor guardaba estrecha relación. Se había asociado con ellos para mantener el ritmo frenético de gastos al que le llevaba su adicción. Por la misma razón tampoco dudó en prostituirse con mujeres y hombres que pagaban verdaderas fortunas por acostarse con él.

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En 1986 el médico le dio la noticia de que era seropositivo. Dada la promiscuidad sexual a la que le obligaba su profesión le aconsejaron que cambiara de trabajo pero Holmes no hizo caso y no abandonó su oficio. Incluso protagonizaría en Italia varias películas junto a Ciccolina y otras estrellas del porno como Tracy Adams o Amber Lynn. Nunca dijo nada de su enfermedad ni tomó precauciones especiales. Su ego no se lo permitía. Afortunadamente ninguna de las actrices con las que actuó contrajo la enfermedad. Falleció el 13 de marzo de 1988, tan sólo un par de meses después de haberse retirado de su profesión.

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Su muerte supuso la toma de conciencia definitiva de la industria del porno ante la amenaza del SIDA. Algunas estrellas decidieron retirarse y muchas actrices empezaron a exigir a sus partenaires el uso del preservativo, pese a las reticencias de los directores. La medida más eficaz, sin embargo, fue la implantación obligatoria de una serie de pruebas periódicas a las que han de someterse todos los actores de esta clase de películas. Posiblemente gracias a ello, hoy en día el porcentaje de seropositivos dentro del cine porno es similar al que se da en el cine comercial.