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Ni simulacro ni juego en la Plaza Mayor

No siempre uno tiene la oportunidad de ser el hombre o la mujer que sueña ser. El verdadero drama de lo que ocurrió ayer en es que esas mujeres necesitaban las monedas para comer

Policías desaalojan a cientos de aficionados del PSV en la plaza Mayor de Madrid

Policías desaalojan a cientos de aficionados del PSV en la plaza Mayor de Madrid

Madrid

Cuando vi las imágenes de los hinchas del PSV humillando a varias mujeres que pedían limosna en el centro de Madrid pensé en la dignidad del hombre, y la necesidad de mantenerla. Lo difícil que es hacerlo en la desesperación. Luis Cernuda escribió en sus memorias el pasaje que más veces he repetido en mi vida, hasta aprenderlo como lección. Porque no siempre es posible cumplirlo. No siempre uno tiene la oportunidad de ser el hombre o la mujer que sueña ser.En Memorial de un libro, el poeta recuerda una tradición que también se puede observar en Los santos inocentes. Los señores de la casa después de una celebración familiar tiraban monedas desde el balcón al servicio. En el caso de Cernuda, según le contaron años después, ocurrió después de su bautizo, pero en su caso fue a los niños de la familia. Su padre salió al balcón y tiró el pelón, que era como se llamaba a un montón de monedas. Y todos los primos se abalanzaron sobre ellas para recogerlas del suelo. Todos menos una hermana del poeta. Le preguntaron por qué ella no se tiraba y contestó: "Estoy esperando a que acaben". Cernuda escribe que en esa respuesta está un temperamento insobornable. Y dice: "Así, frente a la turbamulta que se precipita a recoger los dones del mundo, ventajas, fortuna, posición, me quedé siempre a un lado, no para esperar, como decía mi hermana, a que acabaran, porque sé que nunca acaban o, si acaban, que nada dejan, sino por respeto a la dignidad del hombre y por necesidad de mantenerla”.No era el mismo caso que el servicio, todos esos primos eran de familia de posibles; al fin y al cabo era el padre el que tiraba las monedas.

Manuel Jabois en los estudios de la Ser / CADENA SER

El verdadero drama de lo que ocurrió ayer en la Plaza Mayor fue que no había simulacro ni juego. Esas mujeres necesitaban las monedas, las querían para comer. No hubo ninguna que se quedase a esperar a que las otras acabasen por respeto a sí mismas. Porque antes de ponerlas a hacer el ridículo, lo primero que hicieron los hinchas del fútbol fue quitarles la dignidad, deshumanizarlas y encerrarlas, con ese gesto, en una jaula. Las amaestraron como si fuesen monos. Hubo uno que salvaguardó la civilización: el madrileño que les dio dinero a las rumanas, les dijo que se fuesen y se encaró con los aficionados.

Palmeras salvajes: 'Ni simulacro ni juego en la Plaza Mayor'

03:19

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Manuel Jabois

Manuel Jabois

Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...

 
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