Tres meses y ocho días

Madrid

Hoy se cumplen tres meses y ocho días de la celebración de las elecciones en España. Tres meses y ocho días con un gobierno en funciones, que entiende las funciones como un argumento para no someterse a ningún tipo de control, tres meses y ocho días de no negociaciones, más allá de un pacto inútil entre PSOE y Ciudadanos, porque el resto han sido WhatsApps, telegrams, llamadas no contestadas, mensajes no devueltos, tres meses y ocho días de pérdida de tiempo con el récord de Mariano Rajoy, que antes de Semana Santa nos dijo que esperaría a después de Semana Santa para llamar a Pedro Sánchez, porque había que dejar enfriar las cosas y hoy todavía no lo ha hecho, porque es festivo en algunas comunidades.

No parecen tener prisa los políticos en evitar unas nuevas elecciones porque han dejado pasar todo este tiempo sin ponerse en serio a evitar una nueva convocatoria, ahora les queda un mes y cuatro días para conseguir algún acuerdo que permita formar gobierno, pero la perspectiva es pesimista, porque nada ha cambiado en todo este tiempo. Bueno, algo sí ha cambiado, el paso de los días saca a la luz los problemas internos de los partidos, porque si al principio de esta no negociación, parecía que el único con problemas en casa era Pedro Sánchez, que hoy sabemos que quiere cambiar la fecha del Congreso; ahora sabemos que Pablo Iglesias también los tiene, y tan graves como para cesar al secretario de organización y para que su escudero, Íñigo Errejón, haya desaparecido del mapa. También los tiene el PP, con el cuestionamiento del liderazgo de Mariano Rajoy, aunque en este caso nadie levanta la voz públicamente y lo que es peor, el cuestionado no se da por aludido.

Los tiempos vienen marcados por la norma, y la norma dice que hay que esperar al 2 de mayo, pero todo da una sensación inmensa de pérdida de tiempo. Estaría bien que nos dijeran si están dispuestos a pactar, con quién, de verdad, quieren hacerlo, y si sus respectivos partidos les dejan, porque si no, deberíamos ahorrarnos el calvario que nos espera hasta esa fecha, porque lo de Semana Santa ha sido solo una breve pausa. Mañana, me temo, volveremos a las declaraciones, las ruedas de prensa, los corrillos en el Congreso... Y todo, muy probablemente, para nada, para volver a ir a votar. Pero es que mientras tanto, la vida sigue al margen de estas negociaciones. Se cuestiona el proyecto europeo, el terrorismo sigue masacrando, los refugiados sobreviven como pueden a las puertas cerradas de Europa, se toman decisiones sobre ellos que vulneran todos los tratados internacionales... Pero aquí seguimos nosotros pendientes de que los líderes políticos se llamen y se vean, en esto están entretenidos.