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OPINIÓN

Los manipuladores del contador del gas

Para evitar estos problemas se debería de seguir el mismo rigor a la hora de controlar los de la luz

Las manipulaciones de los contadores de luz pueden ocasionar graves problemas, además de los legales. / GETTY

Madrid

No, no es ningún fraude de alguna compañía con las facturas del gas; ni una subida encubierta del precio; ni una campaña de alguna asociación de consumidores pidiendo que denuncies cualquier atisbo de abuso en el contrato. Más sencillo: las mafias llegan al contador del gas. Sí, se trata de una red, detenida por la policía madrileña, que se dedicaba a manipular los contadores del gas para que los propietarios de las casas o inquilinos pagaran menos o nada. Unos intermediarios que convencían a vecinos para hacer el fraude y estos llamaban a los instaladores “piratas”... Nada nuevo si no fuera porque en este terreno de los fraudes en el hogar llueve sobre mojado.

Ya dijimos aquí y en el programa más de una vez que, frente a las acusaciones de algunos de un fraude – manipulaciones en los hogares - bastante generalizado contra las grandes compañías de la luz y el gas, convendría “afinar” muy bien el tiro y saber quién de verdad defrauda. Que no convenía generalizar como si cada consumidor fuera un delicuente. Es más, un estudio demostró, no hace mucho, que la mayor parte del fraude no correspondía al usuario normal – es mínimo - sino a las industrias y a “otros”.

Pero esta actuación policial confirma que, efectivamente, el fraude existe. Pero que, lejos de ser un consumidor atrevido que manipula el contador de la luz o el gas para pagar menos – quizá en muchos casos acuciados por la llamada “pobreza energética” que nadie ataja – es otra cosa mucho más grave: verdaderas bandas organizadas que encandilan a algunos usuarios incautos para que, a cambio de algún dinero, manipularles el contador para abaratar la factura de cada mes. Y ahí, en la situación de crisis que nos ahoga, el riesgo de metástasis es mucho mayor...

Naturalmente, no les dicen que las compañías tienen controlados nuestros gastos y que analizan cualquier anomalía que no esté justificada, como un descenso brusco y no justificado en el consumo. No les dicen que las operaciones de manipulación ni mucho menos están garantizadas y, por lo tanto, que están poniedo en peligro su integridad, la de sus viviendas y las de los demás vecinos. No les dicen que los responsables últimos de las manipulaciones son también los propietarios o inquilinos. O que sobre ellos caerá el peso de la ley. Ni, por supuesto, que ellos, los moradores de las casas, son los que más fácilmente caerán en su propia trampa.

Dicho esto, me ha llamado la atención el despliegue de medios para atar todos los cabos en la investigación y su forma de actuar: policías de la Jefatura Superior de Policía de Madrid – los defraudadores actuaban en ciudades como Madrid, Toledo y Guadalajara, que se sepa – al pie del cañón, pero también de técnicos de las compañías suministradoras y técnicos del Ministerio de Industria, que levantaron las correspondientes actas de las inspecciones en los domicilios investigados. ¿No debería hacerse lo mismo cuando se detecta un presunto fraude en los contadores de luz de algunas viviendas? ¿Hubiera admitido un juez la denuncia de un contador manipulado si allí se hubiera presentado un empleado de una compañía subcontratada que, actuando en solitario, hubiera “arreglado” el contador? Sobre todo teniendo en cuenta que se lleva una comisión por la denuncia…

Pues eso pasa con los contadores de la luz. Así de opaco. Así de sospechoso… ¿No debería ponerse siempre el mismo “rigor” en las inspecciones?

 
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