Objetivos incumplidos

Madrid

Hagamos un fresco de la actualidad: un ministro, que ya traía plomo en las alas desde Canarias, quien tras demonizar a quienes operan en paraísos fiscales se ve forzado a dimitir por tener una empresa en un paraíso fiscal. Por cierto, que cada vez que un alto cargo dimite en esas circunstancias se pierde la oportunidad de utilizar ese instrumento higiénico y ejemplarizante que es la destitución.

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El representante de los usuarios de banca detenido por extorsionar a los bancos, el líder del sindicato Manos Limpias, el ultraderechista Miguel Bernard, detenido por tener las manos sucias. Otro alcalde, el de Granada, bajo los focos de una posible corrupción urbanística. Un ex banquero, Mario Conde, detenido por blanqueo de capitales, tras fracasar en su papel de redentor de España pero tras haber triunfado como tertuliano moralista. Conde a la cárcel, ahora arrastrando a sus hijos.

Si 2016 traía dos mandatos: que alguien pagara por la corrupción y el comienzo de un nuevo tiempo político, ya podemos dar por fracasados esos objetivos.