Tuit a precio de oro, ¡pero sin trampas!
Madrid
La mayoría de los mortales escribe sus impresiones, conocimientos, críticas, denuncias, comentarios, chorradas, recetas o publica incluso sus fotos en las redes sociales sin mayor pretensión que exteriorizar ideas, sentimientos, desahogarse, buscar ayuda, darse a conocer, buscar incluso sus segundos de gloria… Pero no todo el mundo es tan “limpio”. Los famosos, respaldados por sus numerosos seguidores, como los 111 millones de Ronaldo en Facebook y los 41 en Twitter, o los 83 millones de Leo Messi en Facebook, han encontrado un nuevo hueco para engordar sus cuentas a cambio de dejar en las redes comentarios que favorecen a determinadas marcas.
Tanto, que nos podemos encontrar que el astro portugués del Real Madrid puede cobrar por un tuit la friolera de hasta 230.000 euros, 150.000 Messi y alrededor de los 51.000 euros Rafa Nadal. Y así un largo listado de deportistas y todo tipo de famosos a los que en alguna ocasión algún despistado habrá podido leer un post, aparentemente desinteresado, hablando de gafas de sol, ropa, equipos de sonido, películas, refrescos energéticos, móviles, empresas de bicicletas, televisores, marcas de ropa, fabricantes de juguetes y hasta una red social. Y todo lo que se os ocurra, incluidas preferencias gastronómicas.
Pero no, no son comentarios ingenuos – ni desinteresados - para hacer un favor a algún amiguete o ayudar a una empresa que patrocina a su equipo. Están pagados, muy bien pagados en muchos casos: es, directamente, publicidad. Hasta el punto que los clubes de fútbol ya están incluso planteándose qué hacer con esta nueva entrada de ingresos de sus pupilos, si lo incluyen en su “reparto” o no de los ingresos “atípicos”, porque no son ya unas migajas sino ingresos muy cuantiosos.
El problema es que, después de muchos años, y no pocas denuncias, se ha conseguido que a los consumidores se nos diferencie la información de la publicidad, en la prensa escrita, en la tele, en la radio, y se persiga la publicidad encubierta, en el mundo de las redes sociales todo se rompe por falta de transparencia. Es decir, las plataformas no filtran estos contenidos. Cuando parece obvio que deberían empezar a marcar y diferenciar de alguna manera la simple opinión de un famoso y lo que es claramente publicidad para que el usuario no sea engañado. Cuando vemos en la tele a un futbolista o famoso comiendo una pasta, afeitándose o hablando de las bondades de un coche, ya sabemos que es publicidad. Y ahí sale reflejado: Publicidad.
Pero cuando a un famoso como Fernando Alonso le vemos en las redes encima de una bicicleta y escribe “poniendo el motor en marcha”; o cuando Sergio Ramos dice en un tuit que “gracias a “X” por los regalos para mis hijos” y sale la marca de unos juguetes; o cuando el famoso jugador de baloncesto Curry sale en un coche con una cascos de una conocida marca y dice que va escuchando la música que más le gusta, más de uno caerá en la trampa.
Por eso es la hora de que se impongan los hashtag con #publi o #promo, por ejemplo, que permita ver claramente al usuario en qué terreno está pisando. Además, así lo reflejan varios artículos de la Ley de Servicio de la Sociedad de la Información. El organismo que regula la publicidad en Reino Unido ya “frenó” una publicidad encubierta de una marca de ropa deportiva del jugador del Manchester Rooney y obligó a identificar los tuit publicitarios.
Una cosa es hacerse de oro con 140 caracteres, y otra que nos engañen a golpe de tuit.