"La gente piensa que cuando el abuso para, puedes curarte y seguir con tu vida"
James Rhodes visita 'A vivir' para presentar su libro autobiográfico ‘Instrumental’ en el que cuenta el enorme trauma que le causaron las múltiples violaciones que sufrió siendo un niño
- Escucha la entrevista a James Rhodes en 'A Vivir'
La entrevista: James Rhodes (14/05/16)
30:41
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Madrid
El pianista y divulgador británico James Rhodes visita 'A vivir' para presentar su libro autobiográfico 'Instrumental' (Blackie Books) en el que cuenta el enorme trauma que le causaron las múltiples violaciones que sufrió siendo un niño y cómo la música consiguió que no acabara con su vida.
Le salvó un piano. Una pieza al piano. 'La Chacona' de Johann Sebastian Bach en la versión de Busoni. Tenía siete años. "Músico será siempre lo primero que soy. Desde los 7 años es lo único que he querido hacer. Muchos chavales cuando son pequeños quieren ser estrellas del rock, quieren jugar en el Real Madrid... pero yo siempre he querido ser un concertista de piano".
Cuando te violan, la gente tiende a pensar que cuando el abuso para, puedes curarte y seguir con tu vida
Nació en Londres en 1975. James fue violado repetidamente por su profesor de boxeo desde que tenía cinco años. El asumió que era algo que tenía que soportar y fue incapaz de comunicarlo durante mucho tiempo. Y ese hecho marcó su vida para siempre.
"Cuando te violan, la gente tiende a pensar que cuando el abuso para, puedes curarte y seguir con tu vida, y te olvidas de ello con el tiempo. Pero a mí lo que me ha ocurrido es que me dejó una especie de mancha dentro de mí que nunca puedo quitar, o limpiar. Está siempre ahí. Y hay tantas cosas que me recuerdan lo que pasó...cada vez que ves una película con una escena de violación, o cuando lees en los periódicos estos incidentes terribles de abusos en colegios, o en iglesias, o con gente famosa... y... cada vez que veo a un niño... cada vez que alguien me toca de repente, sin que lo espere... hay tantas cosas que me recuerdan lo que me pasó. Es así. Para mí es como tener diabetes, tienes que tener cuidado, mirar lo que comes, porque si no tienes cuidado tendrás problemas rápidamente", comenta.
Sólo la música conseguía apartarle de su pesadilla, sólo Bach hizo que no se suicidara (de momento). "Encontré en casa una cinta de cassette con una pieza de Bach. Escuchar aquello me cambió la vida para siempre, cambió el rumbo de mi vida. En ese momento supe que quería dedicar mi vida a la música. Luego tardé mucho en llegar a donde estoy, y me pasaron muchas cosas raras en el camino, pero aquí estoy. Salió bien".
Huyendo a ninguna parte
Antes de llegar a la adolescencia consiguió que lo cambiaran de colegio. Fue a un internado. Allí se acostumbró a cambiar sexo por regalos, por golosinas, por favores. Comenzó a fumar y a beber alcohol en grandes cantidades. "Así que cuando tenía 10 años, todo para mí era distinto. Me convertí en un alguien increíblemente promiscuo. Me acostaba con hombres mayores a cambio de dinero, o de chocolate. Fumaba, bebía... lo hice durante mucho tiempo, y cada vez más y más. El internado era muy complicado... sí... y luego, ya sabes, descubrí las drogas y el alcohol, que, si te lo digo sinceramente, me ayudaron durante un tiempo. De hecho si me ayudaran todavía las tomaría. Pero no ayudan. Casi me matan. Así que acabé ingresado por primera vez en un hospital cuando tenía 19 años. Ahí empezó un proceso de mejora que duró muchos años".
Cuando tenía 10 años, todo para mí era distinto. Me convertí en un alguien increíblemente promiscuo. Me acostaba con hombres mayores a cambio de dinero, o de chocolate.
Desde muy joven supo ganarse la vida muy bien. Trabajó en la City y consiguió una posición económica inmejorable. Siempre que buena parte de ese dinero no fuera a sufragar la gran cantidad de drogas que consumía.
Conoció a la que sería su primera mujer. Reconoce que la llegada de su hijo fue lo mejor que le ha pasado en la vida. Pero el fantasma seguía ahí. La música era un alivio pero los temores no desaparecían. Llegaron las autolesiones: compraba cuchillas y se laceraba los brazos. Hasta que un día no pudo más y se lo contó a su mujer.
La locura
Pasó por varios centros psiquiátricos. En uno de ellos se intentó suicidar colgándose con un cable. Fracasó. "Ha habido momentos en los que casi me ha matado. Intenté suicidarme 4 veces. Pasé 9 meses encerrado en un psiquiátrico, tomando medicación, antipsicóticos, pastillas para la esquizofrenia... me han diagnosticado tantas cosas... Pero no creo que los diagnósticos sirvan de mucho. Se entiende tan mal lo que nos pasa... Podían verme 10 psiquiatras y darme 10 diagnósticos distintos. Es una ciencia tan inexacta. Pero sí, ha habido épocas en las que he estado muy mal. Y todavía me pasa; hay días mejores que otros. Supongo que llegué hasta el extremo, caí mucho más bajo de lo que mucha gente cae..."
En realidad locura es una palabra muy dura pero, sinceramente, creo que nunca he conocido a alguien que no esté un poco loco
"¿Definir la locura...? Hay tantas definiciones maravillosas de lo que es la locura. Una de las más famosas es la que dice que locura es hacer la misma cosa una y otra vez y esperar un resultado distinto. Supongo que yo hice eso durante muchos años. En realidad locura es una palabra muy dura pero, sinceramente, creo que nunca he conocido a alguien que no esté un poco loco. Todos tenemos algo. Todos tenemos ansiedad, o tendencia a la depresión, o inseguridad, o nos sentimos raros socialmente... Todos tenemos algo que nos hacer frágiles. Es la condición humana. Así que supongo que, aunque suene deprimente, la locura, en su nivel más simple, es una parte de la condición humana. En nuestra cabeza siempre pensamos que es algo malo, y luchamos para ser normales, sea lo que sea ser normal. Y eso lo odio, porque no quiero ser normal. No conozco a nadie que lo sea. Es importante que aceptemos que todos estamos un poco locos, algunos más que otros, pero de eso surgen cosas maravillosas, creaciones artísticas maravillosas, relaciones maravillosas, libros maravillosos", afirma.
Finalmente, con la ayuda de algunos fieles amigos, ingresó en un centro en Estados Unidos, donde consiguió hacerse con las riendas de su vida. De todas formas, su matrimonio ya estaba roto. Su mujer se marchó a Norteamérica, lo que supuso el doloroso alejamiento de su hijo.
Regreso a la música
¿Qué le voy a decir a mi hijo cuando tenga 10 años y me pregunte, papá, con lo que te gusta el piano... por qué tienes un trabajo de odias, en la ciudad, cuando podías haber sido pianista?
Quiere hacerse representante musical y viaja a Italia para conocer ese mundo. Pero su futuro no estaba en la representación, sino en la ejecución, y ese viaje será definitivo. Gracias al impulso de Denis, su representante, graba su primer disco, y ahí recomienza todo. "Mi primer profesor en serio lo tuve a los 14 años, y a los 18 yo pensaba que nunca podría ser un concertista de piano, porque había empezado a estudiar demasiado tarde, así que dejé de tocar por completo durante 18 años. Ni me acerqué a un piano. Y a los 28 pensé, qué demonios, la vida es corta. Había tenido un hijo, que lo más maravilloso que me había pasado en la vida, y recuerdo pensar: '¿Qué le voy a decir si cuando tenga 10 o 15 años y me pregunte, papá, con lo que te gusta el piano, estás siempre escuchando música y yendo a conciertos... por qué tienes un trabajo de odias, en la ciudad, cuando podías haber sido pianista?' Y le habría tenido que decir, 'mira hijo, hay que trabajar para pagar la hipoteca, para ser felices...' y pensé: se acabó. Dejé mi trabajo, y me puse a estudiar durante 5 años para ver si podía ser un concertista de piano".
La necesidad de contarlo
Rhodes decide hacer público su trauma. "Es interesante porque en alguna ocasión la gente me ha dicho que yo sólo quería contar lo que me pasó porque estaba buscando un poco de compasión, o de atención, incluso que lo hacía para vender discos, porque hace ya 5 o 6 años desde que empecé a hablar de esto en público. Y yo sólo hablo de esto porque forma parte de mí, y porque es importante hablar de ello. Suelo contar que la primera vez que hablé de esto fue con el 'Sunday Times', el dominical del periódico en Londres. Era una entrevista de dos páginas, y sólo en un párrafo muy pequeño mencioné lo que me había pasado en el colegio. Aquello lo leyó una profesora que había estado en mi colegio cuando todo esto pasó, y había sido testigo –sin saberlo- de los efectos que estaba teniendo en mi lo que me estaba haciendo ese profesor. Ella llegó a ver cómo una vez me salía sangre por detrás, me había visto histérico... Cuando leyó la entrevista se puso en contacto conmigo, y vino conmigo a la Policía. Así que como resultado directo de que yo contara esto, ella dio ese paso y la policía encontró al profesor, y lo detuvo. Cuando fue detenido, se dedicaba también a trabajar como entrenador de boxeo para niños de menos de 10 años, cuesta creerlo..."
El hecho de llegar al final de un día más, y al día siguiente vestirse, vestir a los niños, ir a trabajar... es lo más heroico que alguien puede hacer
Otro momento fundamental en su vida: conoce a Hattie, la que se convertirá en su segunda mujer y le ayudará a terminar de salir del fango. "Sobrevivir es un concepto curioso, ¿no te parece? Para mí la resistencia es lo más importante, es algo de lo que nadie habla, algo que nadie elogia; nadie te dice: 'bien hecho, has resistido un día más'. Pero para mucha gente, sólo el hecho de llegar al final de un día más, y al día siguiente vestirse, vestir a los niños, ir a trabajar... es lo más heroico que alguien puede hacer".
Música y memoria
Nuestro protagonista no está de acuerdo con toda la parafernalia que rodea al mundo de la música clásica. Ni siquiera con ese calificativo: clásica. Él explica al piano qué es lo que está tocando, interactúa con el público y se olvida de smokings, fracs y pajaritas.
Acaba de ser publicado en España 'Instrumental' (Blackie Books) el libro en el que cuenta su historia, y que ha tardado en ver la luz por la oposición de su primera mujer. "Casi no se publica. Ha habido que gastar dos millones de euros en abogados y 14 meses para que al final el Tribunal Supremo de Inglaterra permitiera su publicación, porque los abogados que se oponían a que se publicara decían –y cito sus palabras- que era 'muy tóxico".