Burdo saqueo

Madrid

Si lo que el llamado conseguidor de la Púnica, David Marjaliza, le contó al juez Eloy Velasco en sus trece horas de declaración es cierto, estamos ante un caso de corrupción escandaloso y que delata la poca vergüenza de los implicados y del convencimiento que debían tener de que a ellos no les iba a pasar nada. Porque es tan burdo y de unas dimensiones tan colosales, que alguien con un poco de sentido común se habría cortado a la hora de poner la mano.

Parece que éste no es el caso del que fue mano derecha de Esperanza Aguirre, Francisco Granados, y en la cárcel desde 2014 se llevaba una comisión de entre 3.000 y 6.000 euros por cada vivienda construida, él y sus sucesores en la alcaldía de Valdemoro, localidad que se considera epicentro de la trama. En su declaración Marjaliza se refiere también al número tres de Cifuentes en el gobierno madrileño, a diputados de la Asamblea y a alcaldes y conejales de diversas localidades de la comunidad, la mayoría gobernadas por el Partido Popular.

El relato de Marjaliza dibuja perfectamente cómo funcionaba la corrupción basada en el ladrillo y en el suelo urbanizable. Un auténtico saqueo. Dinero en metálico, regalos de todo tipo y al final, también, presunta financiación de partidos políticos, sobretodo del PP. Aunque también hay para el PSOE, Marjaliza dice que la Púnica pagó la campaña de Tomás Gómez en 2007. Algo que Gómez niega y anuncia acciones judiciales contra el conseguidor de la trama.

Por mucho que yo les cuente, para entender lo que ha pasado durante años en la comunidad en Madrid del PP hay que escuchar el relato de Marjaliza ante el juez. Y cuando lo hayan escuchado piensen en Esperanza Aguirre y sus habituales declaraciones sobre la corrupción, las ranas los batracios o sus descubrimientos de la Púnica. El PP madrileño más que una regeneración necesita una desinfección.