¿No se quiere o no se puede frenar la reventa?
Nuestra ley persigue la reventa callejera y, sin haber conseguido erradicarla, ha quedado obsoleta para perseguirla en la red. Hacer entradas nominales pondría fin a esta especulación
Madrid
Las finales europeas de fútbol, la Feria de San Isidro o los conciertos de Bruce Sprigsteen son espectáculos masivos que han desempolvado la polémica sobre la reventa de entradas. El consumidor final es el pagano y el promotor ve cómo intermediarios sin escrúpulos logran un beneficio fácil a costa de su trabajo. Se podría defender que es la ley del puro mercado, pero también que es una vulneración del propio mercado que roza el fraude.
La polémica del día | ¿No se quiere o no se puede frenar la reventa?
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Porque las redes que se dedican a la compra masiva de entradas dejan en inferioridad de condiciones al comprador individual, porque las garantías de una entrada de reventa no son las mismas en caso de cancelación del espectáculo y porque en muchas de esas transacciones el sobreprecio se abona en dinero negro. Nuestra ley persigue la reventa callejera y, sin haber conseguido erradicarla, ha quedado obsoleta para perseguirla en la red. Hacer entradas nominales pondría fin a esta especulación. Así se hace con los billetes de avión, por ejemplo, en donde no existe el fenómeno sin que por ello hayan temblado los cimientos del libre mercado.