La dimisión como única respuesta posible

Madrid

Un juez ha levantado la prohibición de las esteladas el domingo en la final de la Copa del Rey de futbol, la justicia ha enmendado a la política y ha dejado en evidencia a la delegada del gobierno en Madrid, cuya desautorización solo debería tener una respuesta por su parte, que es la dimisión. La decisión de Concepción Dancausa fue un despropósito criticado, incluso por el Partido Popular en Catalunya, y censurado por la mayoría de juristas consultados. La estelada no es inconstitucional, lo que vulnera la Constitución es, precisamente, su prohibición.

Lo que habrá que aclarar es si la delegada del gobierno ha actuado por su cuenta y riesgo o empujada por sus superiores en Moncloa y en Génova porque, de ser así, la torpeza es todavía mayor. Primero porque se ha generado un conflicto dentro del propio PP, Catalunya y el resto; y después porque si desde las más altas instancias gubernamentales se cree que el independentismo se frena prohibiendo banderas, es que no ha entendido la magnitud del problema.

La pitada al himno en otra final ya fue archivada, el tema parecía más calmado, no era necesario abrir otro frente, ni político ni jurídico; o sí, si lo que se buscaba con la prohibición eran los aplausos en forma de votos del electorado del PP, aunque no en Catalunya, donde decisiones como estas pueden acabar de hundirle definitivamente.

Ahora que la justicia ha arreglado el despropósito, el PP debería afinar con las explicaciones y la exigencia de responsabilidades a no ser que los beneficios políticos vayan antes que la convivencia, y esto sería una muy mala noticia.