El caballero del aire

Madrid

"Debe ser capturado en el nido, pocos días después de nacer si es posible. Después de una primera muda, hay que cuidarle las uñas, colocarle una campanilla en la pata (con el fin de encontrarle cuando se pierda) y coserle los párpados, pues, para adiestrarle bien, debe estar ciego. Comienza seguidamente el amaestramiento real: acostumbrarle a mantenerse en una varilla o en la muñeca de su amo; enseñarle los silbidos a los que debe obedecer; después, familiarizarlo de nuevo con la luz descosiéndole los párpados, y excitarle con presas ficticias.Todo ese trabajo exige casi un año entero".

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Esto indica un manual siciliano del siglo XII. Nos habla de la destreza más refinada y delicada de la educación cortesana. Consagró al animal más veloz del planeta en la cultura occidental, el objeto de codicia elegido por Dashiell Hammett para protagonizar su novela más leída, El halcón maltés.

Manipulando el hecho histórico del "impuesto cortés" de un halcón para el rey Carlos V de la orden hospitalaria instalada en Jerusalén, que hoy sobrevive como orden de Malta, la versión para el cine inauguró lo que llamamos cine negro.

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Joan Solés, corresponsal en Roma, entra en uno de los palacios donde esta orden, sin tierra pero con estatuto de independencia nacional en muchos aspectos, mantiene su tradición hospitalaria. Joan nos ofrece el testimonio acongojado de una doctora en un barco humanitario que recoge náufragos en el Mediterráneo de nuestros días. El audio ofrece un resumen del total que puede escucharse en el enlace de la derecha.

La transformación de Michelle Pfeiffer en Lady halcón en 1985, está considerada como uno de los mejores trabajos que ha hecho nunca el cine con la luz, pero la tecnología de la cámara no podía ofrecer lo que consiguió un grupo de miembros de Axena (Asociación Xuvenil para o Estudo da Natureza) de Galicia. Realizaron hace seis años el documental «Volando, a lomos de halcones», donde se utilizó una micro cámara especial y se le cedió todo el protagonismo al ave.

Paqui Ramos visita el nido de una de las siete parejas de halcones peregrinos que viven en Madrid, y que vigila con atención el dueño de la casa, que incluso ha cambiado a otro lugar su dormitorio para no molestar, y que también observa la organización ecologista Birdlife desde la webcam halcón.

A pocos minutos a vuelo de halcón, en la sierra madrileña, José Luis Ariño Gallardo mide su vida en tiempos de cuatro horas. Es el espacio entre comidas de los halcones que cría en cautividad con ayuda de mucha tecnología y experiencia. Cuatro horas es el tiempo que le permite llegar hasta el Estudio con la halcón Flamenca en un transportín, contarnos algunas cosas y regresar a tiempo para la siguiente toma. José Luis es un cetrero moderno que desde organiza sus cursos y orienta a clientes y aficionados. Cuando sale a cazar con Flamenca se transforman en un nuevo animal, con dos piernas y dos alas, que se coordina con silbidos y sonidos vocales.

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Un halcón para iniciarse en cetrería puede conseguirse desde 500 o 600 euros y aunque nunca llegó a existir el halcón de oro macizo repujado de joyas inventado por la literatura y el cine, ni Dashiell Hammett ni Bogart hubieran podido suponer el valor que alcanzaría el halcón metálico de atrezo usado para la película.

Ha sido tratada como una obra de arte que se ha exhibido en el MoMA de Nueva York y en el Pompidou de París, y se vendió hace pocos años en una subasta en la sede neoyorquina de Bonhams por tres millones de euros.

En origen, solo fue una de las dos figuritas de metal de atrezo, y sabemos que fue la usada en la película porque tiene una muesca que se hizo al caérsele al suelo a Lee Patrick, la actriz que encarnó a la secretaria del detective Sam Spade.