El barco más grande del mundo

Una noche del verano de 1907, una gran limusina Mercedes se detuvo ante una residencia blanca y porticada de la elegante zona de Belgravia, en Londres. Un chófer vestido de librea descendió del asiento abierto del vehículo y abrió la puerta del compartimiento de pasajeros. Un hombre muy alto, vestido de etiqueta, salió del automóvil y ofreció el brazo a su esposa, que llevaba un vestido de noche de color oscuro, para andar juntos unos pocos pasos hasta la casa.

El hombre elegante mente ataviado era el director gerente de la White Star Line, un puesto que había negociado al vender la empresa, fundada por su padre, al financiero estadounidense J. Pierpont Morgan. La mansión de Belgravia, conocida como Down Shire House, era el hogar de Lord James Pirrie, socio de los gigantescos astilleros de Belfast que construían todos los barcos de la White Star. Inimaginable pensar que hoy esa mansión la pagamos los españoles.

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Según sus contemporáneos, cenar con los Pirrie podía ser una experiencia memorable, ya que el Lord era muy sensible al frío y se sentaba en un extremo de una larga mesa, lo más cerca posible de la gran chimenéa, con las piernas envueltas en una manta. En el otro extremo se sentaba Lady Pirrie, que se abanicaba vigorosamente sin cesar, quejándose del calor a todo el que se sentara a su lado. Anfitrión e invitado eran aliados en la lucha feroz por dominar el lucrativo comercio de pasajeros en el Atlántico. Firmaron la construcción de tres barcos de proporciones desconocidas en varios aspectos. El Titanic sería el barco más lujoso y moderno que permitiera la técnica. El naufragio en su primer viaje lo transformó en leyenda, y el cine la ha mantenido con una decena larga de títulos. Las cinco generaciones nacidas en tiempos de cine han tenido su propia versión de lo ocurrido. La versión de James Cameron fue durante diez años la película más taquillera de la historia.

A día de hoy, la "biblia" sobre el tema es el libro "El Titanic, una historia ilustrada", del historiador Don Lynch. Es un libro de gran formato, edición española agotada y muy bien valorada en segunda mano. El prólogo está escrito por el descubridor de los restos, Robert Ballard. Abarca desde la idea de su concepción, hasta el descubrimiento de los restos. Las ilustraciones son del dibujante Ken Marschall.

Tres años después de la última inmersión hasta sus restos, podemos imaginar su próximo final a bordo de uno de los submarinos soviéticos MIR, los que más veces han descendido los cuatro kilómetros donde descansa.

El mundo de los cruceros ha atraído en los últimos años a miles de adictos que llenan más de trescientos barcos en todo el mundo. Beatriz Nogal y Valentina Rojo nos pasean por el Armonía de los Mares , el barco más grande del mundo, en la travesía inaugural realizada esta misma semana.

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Este heredero del Titanic le supera en casi cien metros de largo y es el triple de ancho, con capacidad para unas seis mil personas entre pasaje y tripulación. Representa un siglo de progreso técnico, logístico, y de popularización de los viajes en barco.